El rascado compulsivo es una de las consultas más frecuentes a los dermatólogos.
Los pacientes que sufren de esa incómoda dolencia sienten de manera continua un picor localizado en alguna parte de su cuerpo que no pueden mitigar rascándose, dice el dermatólogo Cándido Mejía.
De hecho, en muchas ocasiones el rascado de la zona provoca que el picor aumente. Además, los especialistas en sus análisis no encuentran alteraciones metabólicas que causen el prurito, por lo que no existe un motivo aparente para sentir ese picor.
Los especialistas aseguran que al menos un 40 por ciento de las enfermedades cutáneas está relacionado con factores emocionales.
No existe una picadura ni una enfermedad cutánea, en todo caso una pequeña imperfección de la piel o una lesión previa.
Sin embargo, el picor es constante y no se calma por mucho que se rasquen.
No hay por qué rascarse
El experto indica que no hay motivo aparente para sentir esa picazón, pero las ganas de rascarse son irrefrenables.
Ante un cuadro de estas características, donde rascarse se convierte en algo metódico y no comporta un alivio, sino que se hace inevitable y feroz hasta el punto de producir hemorragia y dolor, los especialistas hablan de un trastorno por descontrol de impulsos, llamado “rascado compulsivo”. Así lo cataloga el doctor Gabriel Rubio.
“El picor es una sensación subjetiva, por eso los pacientes tienden a rascarse e incluso a hacerse úlceras.
Se trata de un acto compulsivo porque quienes sufren este trastorno tienen una gran dificultad para evitar rascarse, a pesar de sus consecuencias negativas”, dice Rubio.
Los especialistas explican que el síntoma subjetivo más importante en las consultas de dermatología es el prurito. Éste puede ser sintomático de múltiples afecciones sistémicas corporales, hepáticas y renales, también puede acompañar a múltiples dermatosis o aparecer como una manifestación de situaciones estresantes o de ansiedad.
Alergias
En algunos casos puede existir una alergia, pero por lo general el paciente no se rasca con tanto desenfreno.
Dato
Los expertos indican que los deseos de rascarse son emocionales o causados por estrés o ansiedad.