Tegucigalpa, Honduras.
¡Auxilio, ayúdenme, ayúdenme! fueron las palabras de desesperación que escucharon varios de los testigos del asesinato del abogado Eduardo Montes Manzano a manos de Rigoberto Andrés Paredes Vélez, el pasado 16 de septiembre en la torre I de Metrópolis, en el bulevar Suyapa.
En su declaración jurada, uno de los testigos protegidos reveló que se encontraba en el despacho del abogado, y después de unos minutos de conversación con Montes, él salió de la oficina y, a los pocos minutos escucharon su voz pidiendo auxilio.
El testigo dijo que por temor, junto a otra persona que lo acompañaba en el despacho, cerraron la puerta “y escuchábamos los gritos que pedía ayuda y decidí ver por debajo de la puerta y al ver, el abogado seguía en el mismo lugar donde lo vimos al inicio, pero estaba sentado en el suelo y ensangrentado del pecho... seguíamos escuchando gritos, fue una cosa horrible y después un silencio absoluto”.
El testigo indicó que después del crimen no ha regresado al lugar porque no ha logrado borrar el recuerdo del dantesco asesinato.
Otro de los testigos dijo que el abogado intentó despojar del cuchillo a su homicida, pero debido a la desventaja corpulenta no lo logró.
“Él (abogado) le preguntaba ¿Yo qué te hice? ¿Por qué me haces esto? y después pedía ayuda. Ninguno de los testigos escuchó que Paredes Vélez le reclamara algo al profesional del derecho, según sus declaraciones solo era el abogado quien pedía ayuda y le preguntaba a su atacante el por qué le agredía.
¡Auxilio, ayúdenme, ayúdenme! fueron las palabras de desesperación que escucharon varios de los testigos del asesinato del abogado Eduardo Montes Manzano a manos de Rigoberto Andrés Paredes Vélez, el pasado 16 de septiembre en la torre I de Metrópolis, en el bulevar Suyapa.
En su declaración jurada, uno de los testigos protegidos reveló que se encontraba en el despacho del abogado, y después de unos minutos de conversación con Montes, él salió de la oficina y, a los pocos minutos escucharon su voz pidiendo auxilio.
El testigo dijo que por temor, junto a otra persona que lo acompañaba en el despacho, cerraron la puerta “y escuchábamos los gritos que pedía ayuda y decidí ver por debajo de la puerta y al ver, el abogado seguía en el mismo lugar donde lo vimos al inicio, pero estaba sentado en el suelo y ensangrentado del pecho... seguíamos escuchando gritos, fue una cosa horrible y después un silencio absoluto”.
El testigo indicó que después del crimen no ha regresado al lugar porque no ha logrado borrar el recuerdo del dantesco asesinato.
Otro de los testigos dijo que el abogado intentó despojar del cuchillo a su homicida, pero debido a la desventaja corpulenta no lo logró.
“Él (abogado) le preguntaba ¿Yo qué te hice? ¿Por qué me haces esto? y después pedía ayuda. Ninguno de los testigos escuchó que Paredes Vélez le reclamara algo al profesional del derecho, según sus declaraciones solo era el abogado quien pedía ayuda y le preguntaba a su atacante el por qué le agredía.
