La esperanza es la última que se pierde y para la familia de Óscar Mejía y los vecinos del sector Chamelecón, el infortunado abogado era eso: la esperanza en el porvenir, pero lamentablemente un vil delincuente se los arrebató.
La muerte del también candidato a diputado por el movimiento de Elvin Santos movilizó a políticos de todos los estratos, empresarios, amigos y a humildes ciudadanos que aseguran haber encontrado en Mejía una mano amiga.
Residentes de todos los rincones de San Pedro Sula se hicieron presentes a su velatorio y posterior entierro. El día fue triste; no había rostros sin lágrimas, miles vivieron con dolor su inesperada partida.
Adiós en Chamelecón
Las últimas horas del abogado Óscar Mejía fueron como él quiso que fueran, dijo su esposa Ana Rosa de Mejía.
La viuda, entre lágrimas y abrazos de amigos y conocidos, permaneció cada segundo junto al cuerpo de su esposo.
Hasta las doce meridiano de ayer, sus restos permanecieron en Funerales del Recuerdo. Allí, el alcalde Rodolfo Padilla Sunseri entregó a la viuda el acuerdo de duelo municipal.
El jefe edilicio también estaba desconsolado. Óscar Mejía era para él su mano derecha y un fiel amigo, dijeron sus cercanos colaboradores.
Después del mediodía, los restos de Mejía se encaminaron en una nutrida caravana al sector Chamelecón, donde en el auditorio de la escuela Perfecto H. Bobadilla lo esperaban decenas de seguidores más.
Su llegada al sector de sus amores fue cargada de nostalgia. Mujeres, hombres y niños lo lloraban sin cesar.
Cecilio Morazán fue uno de los vecinos que tomaron primero la palabra. 'Toda esta comunidad siente dolor. La mano asesina de un cobarde se llevó a un gran hombre. Éste es un día triste, histórico; al matarlo, convirtieron a Óscar Mejía en un mártir', dijo con la voz entrecortada.
Mientras muchos se empujaban por darle el último adiós y algunos hasta se desmayaban, don Cecilio continuaba un breve pero sincero discurso.
'Un dolor grande nos embarga. Vamos a luchar junto a Ana Rosa, sus hijos y todo el Partido Liberal. Óscar Mejía era la punta de lanza en Chamelecón, era ya parte de nuestra familia, era nuestra esperanza', relató acongojado.
Luego de sus palabras, se pidió un minuto de silencio seguido de otro de aplausos intensos y se leyó el acuerdo de duelo del Colegio de Abogados y de la Defensa Pública, en la que el ahora occiso se desempeñó varios años.
Exigen seguridad
Luego de permanecer casi una hora en la escuela Perfecto H. Bobadilla, su féretro fue llevado a la misa de cuerpo presente en la iglesia católica Santa Ana, ubicada frente a la escuela. Allí recibió la unción de los difuntos y el padre Jesús Calderón se encargó de pedir el cese de tanta violencia.
'El asesinato es el recurso de los incompetentes. Como Iglesia exigimos al Gobierno más seguridad, más justicia. Queremos una medicina definitiva a este problema, no más calmantes ni discursos aburridos y perfumados', criticó el sacerdote.
El padre agregó que el problema de la delincuencia no se acabará sacando más policías y militares a las calles.
'La vida es un don de Dios, ya es tiempo de actuar. A los delincuentes les digo: al final van a darle cuentas a Dios; de la justicia divina nadie se escapa', recalcó el padre Calderón.
Seguido de las lecturas de acuerdos de duelo, la viuda también dio sus palabras.
'Me lo liberaron'
Aunque el dolor era evidente en su rostro, Ana Rosa de Mejía sacó fuerzas de flaqueza para dar palabras de agradecimiento. 'Estoy despidiéndolo como él quiso. Qué ironía, todos los sábados veníamos a Chamelecón porque él venía a supervisar la gran obra que le dejó a este sector: la pavimentación. Hoy en este mismo lugar lo despido'. La esposa de Mejía continuó dirigiendo palabras a quienes planearon la muerte de su amado.
'Quiero decirles a los delincuentes que no me lo mataron, me lo liberaron. Él ahora es libre, ya no está más esclavizado. Él fue un buen padre, un excelente esposo. La familia era lo primordial para él. Hoy con dolor en mi alma quiero darles las gracias porque me lo despidieron como él soñaba', relató entre lágrimas.
Petición
La viuda comentó que su esposo, siempre que hablaba de la muerte, le decía: 'Negra, no vayas a sufrir tanto'. 'Yo le decía: ¡Ay, amor, ojalá me vaya yo primero!'. Ana Rosa agradeció a todos los que le quisieron sinceramente, principalmente a los residentes de Chamelecón, sitio que para él era su principal pasión. Soñaba con ver el sector próspero.
'Ojalá los otros diputados que van en la planilla de Elvin Santos no dejen de la mano a este sector. Voy a estar vigilando que se cumplan las promesas y se apoyen las necesidades de todo el sector Chamelecón', afirmó. Luego de sus palabras, el cuerpo del funcionario municipal fue llevado al cementerio Jardines de Recuerdo resguardado por cientos de amigos y vecinos.
Fue un gran amigo
Minutos antes de su sepelio, el alcalde Rodolfo Padilla llegó junto al presidente Manuel Zelaya, quien dijo que la Policía ya tienen pistas y móviles del asesinato de Mejía, al que calificó como un gran amigo. Padilla Sunseri, quien no había querido dirigirse a los medios, dijo que Óscar Mejía había sido un gran amigo y un excelente funcionario y se comprometió a respaldar siempre a su familia, lo más preciado para él.