04/12/2025
07:38 AM

'Por esta vincha me van a hallar', última frase de estudiante que se ahogó

Como si presintiera su muerte Rocío Sorayda Peña estuvo triste el Jueves Santo y hasta se tomó su última fotografía con sus amigos.

El Progreso, Yoro.

Se tomó la última fotografía con el grupo antes de meterse al río Ulúa que la atrapó en sus aguas y se llevó a lo más profundo sus quince años de vida.

Como si presintiera la muerte ese Jueves Santo, Rocío Sorayda Peña se mostró triste, algo raro en ella que siempre se andaba riendo, comentó su hermana Raquel al recordar los últimos momentos de la muchacha, estudiante del Instituto Técnico Esteban Moya de El Progreso.

En la colonia Los Jazmines de esa ciudad vivía con su abuela María Teresa de Urbina, una mujer enérgica que a sus 55 años conserva en sus facciones los vestigios de una radiante juventud.

Fue ella quien llevó al grupo en su carro Hilux al lugar conocido como El Playón, bajo el puente La Democracia. “Los dejé en la cabecera del puente y me regresé porque la pastora de la iglesia me había invitado a orar”, dijo la mujer, entregada al culto evangélico, como toda su familia.

Rocío estuvo indecisa si ir o no a aquel paseo que surgió de la nada, porque no estaba planeado. Los planes eran ir al mar después de la Semana Santa, pero a su tío Marco Antonio se le ocurrió ir a sacar “chumbimbas” al río solo con los varones.

Sin embargo, al no encontrar la caña de pescar decidió ir nomás a bañar y fue entonces que se le fueron agregando los otros miembros de la familia hasta formar el grupo de tres jóvenes y tres niños.

El día había amanecido gris, pero cuando la familia llegó al río a eso de las dos de la tarde, los rayos del sol se asomaron tímidamente como para calentar el ambiente que ya disfrutaban otros bañistas en ese lugar, que es la novedad de los veraneantes.

Aunque El Playón pertenece al municipio de San Manuel, por estar a la margen izquierda del río, la mayoría de personas que lo visitan proceden de El Progreso.

Foto: La Prensa

Rocío se tomó la última fotografía con algunos de sus familiares.

Foto: La Prensa

La joven estudiante con su inseparable amiga Vanessa.
La tragedia

El río se mostraba calmado e inofensivo pero en sus aguas se movía la muerte, pues ese Jueves Santo se produjeron dos ahogamientos, el de la colegiala, y el rescate de un hombre cuando intentaba cruzar la corriente.

“Es un río traicionero porque se ve calmado, pero cuando uno se mete, lo jala con fuerza”, comentó Elmer, primo de Rocío, quien intentó salvarla cuando pedía auxilio, pero apenas pudo rozar su mano. La fuerza de un remolino se la arrebató con furia y casi se lo lleva a él también.

El fenómeno que se presenta en ese lado del Ulúa es que se forman muchos remolinos y aparecen hundimientos de un día para otro porque las arenas del fondo son muy flojas, explicó el comandante de los bomberos de El Progreso, Erick Mejía.

“No es apto para bañar, por eso considero que se deben sellar los accesos a ese lugar”, comentó el hombre de uniforme que dirigió los operativos para sacar el cuerpo de la muchacha al tercer día de haberse ahogado. Lo hallaron el Sábado de Gloria cerca de finca Naranjo Chino, unos 12 kilómetros aguas abajo de donde ella se ahogó.

La sacaron muerta, pero ninguno de los rescatistas presentes en El Playón se lanzó al agua para auxiliar a la bañista mientras gritaba y agitaba sus manos en señal de que se estaba ahogando, aseguran los familiares que la acompañaban.

Mejía reaccionó diciendo que sus bomberos no estaban en el lugar en ese momento porque andaban en la búsqueda del cuerpo del otro ahogado, que al final lograron rescatar.

El cuerpo de Rocío no pudo ser localizado tras el ahogamiento por buceadores voluntarios, amigos y familiares que se zambulleron una y otra vez, porque el río tiene la condición de que sus aguas se vuelven oscuras a dos metros de profundidad.

Despedida

Tras que llegó a la ribera sombreada de árboles, la muchacha se despojó de su falda para quedar en un short azul con rayas laterales y una blusa ligera. Como era su costumbre, no paró de tomar fotografías con su celular para dejar registrados todos los momentos del paseo.

La fotografía era su hobby, ella decía que además de graduarse como técnica de Hotelería y Turismo en su colegio, quería ser camarógrafa, relató su hermana Raquel.

También anhelaba ser corista de la iglesia, música y psicóloga. En fin, tenía su cabeza juvenil llena de sueños, pero todos se los llevó el río. Lo último que vieron de ella sus familiares desde la orilla fueron sus manos desesperadas queriéndose aferrar a la nada.

Sus familiares recuerdan también que antes de meterse al río la muchacha, quien no sabía nadar, ajustó una vincha amarilla en la cabeza y dijo sonriente: “por esta vincha me van a hallar si me ahogo”.

Todos reprocharon su broma, pero resulta que la prenda fue lo único que salió a la superficie después que el cuerpo diminuto de la estudiante se perdió en las aguas oscuras del río.

Foto: La Prensa

Después de graduarse en Corte y Confección obtendría el título de Hotelería y Turismo.