Tegucigalpa, Honduras.
El pastor de la Iglesia Evangélica “Resurrección de Cristo” Franklin Geovanny Cabrera Sierra, de 48 años de edad, fue condenado a una pena de 136 años de reclusión como autor de ocho delitos de violación especial.
El líder religioso actuó en perjuicio de cuatro niños que al momento de los hechos eran menores de 14 años, hechos sucedidos en la colonia la Independencia de Comayagüela.
La Sala I del Tribunal de Sentencia le impuso a Cabrera Sierra una pena de 17 años por cada uno de los delitos cometidos los que sumados hacen un total de 136 años de reclusión que el imputado deberá cumplir en concurso real, es decir una en pos de otra.
Los delitos, según lo refieren las investigaciones, sucedieron durante 2004, 2005, 2009 y 2012, hechos que el imputado cometía tanto en la iglesia, donde se congregaban los niños como en su casa de habitación aprovechándose de su condición de líder.
Usaba el mismo patrón con los niños diciéndoles que Dios le había revelado que algo malo le iba suceder a la familia de ellos y que para evitarlo tenían que tener un acercamiento del cuerpo a través de relaciones sexuales con él, a lo que los niños accedieron para evitarles, según la inocencia de ellos, desgracias y males mayores a sus familias.
Una vez que los niños relataron a sus padres lo sucedido el encausado fue detenido y remitido a la Fiscalía del menor, donde le fue incoada una acción penal por ocho delitos de violación especial.
El pastor de la Iglesia Evangélica “Resurrección de Cristo” Franklin Geovanny Cabrera Sierra, de 48 años de edad, fue condenado a una pena de 136 años de reclusión como autor de ocho delitos de violación especial.
El líder religioso actuó en perjuicio de cuatro niños que al momento de los hechos eran menores de 14 años, hechos sucedidos en la colonia la Independencia de Comayagüela.
La Sala I del Tribunal de Sentencia le impuso a Cabrera Sierra una pena de 17 años por cada uno de los delitos cometidos los que sumados hacen un total de 136 años de reclusión que el imputado deberá cumplir en concurso real, es decir una en pos de otra.
Los delitos, según lo refieren las investigaciones, sucedieron durante 2004, 2005, 2009 y 2012, hechos que el imputado cometía tanto en la iglesia, donde se congregaban los niños como en su casa de habitación aprovechándose de su condición de líder.
Usaba el mismo patrón con los niños diciéndoles que Dios le había revelado que algo malo le iba suceder a la familia de ellos y que para evitarlo tenían que tener un acercamiento del cuerpo a través de relaciones sexuales con él, a lo que los niños accedieron para evitarles, según la inocencia de ellos, desgracias y males mayores a sus familias.
Una vez que los niños relataron a sus padres lo sucedido el encausado fue detenido y remitido a la Fiscalía del menor, donde le fue incoada una acción penal por ocho delitos de violación especial.