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'No me quiero ir, quiero quedarme aquí. Dios me va a cuidar”: vecino de Las Torres

  • 24 marzo 2016 /

La pandilla 18 dio a más de 30 familias un plazo de 48 horas para desalojar la colonia.

Tegucigalpa, Honduras.

“No me quiero ir, quiero quedarme aquí. Dios me va a cuidar”, expresó con tristeza un hombre de 88 años que vive con su esposa en el sector conocido como El Hoyo en la colonia Las Torres de Comayagüela. El octogenario es parte de una de las más de 30 familias a las que inadaptados sociales pertenecientes a la pandilla 18 les dieron plazo de 48 horas para desalojar sus casas bajo amenazas de muerte, según lo relatado por testigos.

Desde hace menos de 10 días, los habitantes de esta zona han vivido en zozobra por la muerte del joven Hitler Adonay Pascón Reyes (20), acribillado a balazos por supuestos pandilleros.

La situación se agravó el miércoles a las 7:30 pm, cuando entre ocho y 10 supuestos integrantes de la pandilla 18 llegaron a una casa cerca del río Guacerique a decirle a una familia que le daban 48 horas para abandonar ese lugar. Los tipos hicieron disparos para intimidar a la gente.

Con la presencia de policías y militares, los vecinos sacaron las pertenencias.
Hace cinco días, los pandilleros desalojaron a cuatro familias que vivían en un cerro del otro lado del río y luego procedieron a quemarles sus pequeñas casas construidas con madera.

Tras conocer la información sobre la amenaza, pelotones de policías preventivos, así como elementos de las unidades Cobras y Tigres se desplazaron a la zona a realizar patrullajes.

También equipos de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de la Policía iniciaron un trabajo encubierto orientado a identificar y capturar a los responsables de las amenazas.

Foto: La Prensa

Grupos de militares y policías permanecerán en la zona para proteger a los habitantes.
Éxodo de familias

Desde las primeras horas de la mañana, los habitantes comenzaron a abandonar sus viviendas que con el sacrificio de varios años lograron construir en esta zona conflictiva de la capital.

Mujeres, hombres, jóvenes y niños salían de sus casas cargando en hombros los colchones, muebles de sala, aparatos electrónicos, trastos de cocina y hasta sus gallinas que tenían en los solares.

El anciano que se resistía a salir de su casa dijo que su vivienda la edificó gracias a su trabajo de varios años como vigilante.

Vestido con una calzoneta y sin camisa se atrincheró en la entrada a su cuarto a observar a su esposa que se iba con sus hijos y lo dejaba solo.

Su compañera de hogar comentó que se iba con pesar de dejar solo a su esposo, pero que fue obligada por sus hijos, quienes la quieren proteger.