Puerto Cortés, Honduras.
El domingo estuvo celebrando con sus amigos cercanos el estreno de su discoteca, y el lunes la noticia de su muerte conmocionaba a la iglesia evangélica que pastorea su padre.
Boniheris Zambrano fue acribillado el lunes en el barrio Medina de Puerto Cortés cuando huía de sujetos desconocidos que le dispararon en varias ocasiones.
Luego del éxito que tuvo el estreno de la discoteca Insomnio el pasado sábado, Zambrano departió en el mismo negocio hasta la medianoche del domingo, dijo su viejo amigo, Luis Delgado.
Se mostró alegre hablando de los proyectos que tenía para el nuevo establecimiento, el cual quería que fuera de mucha categoría.
La emoción la reflejó también en su Facebook, mediante el cual felicitó a las modelos de la discoteca. “Muy profesionales en lo que hicieron las chicas. A las personas les gustó la animación, su baile y todo, sigan así, las felicito”, escribió el domingo.
Como a la una de la madrugada se fue a dormir al cuarto del hotel que alquilaba en el puerto, ya que la mayor parte del tiempo pasaba en Tegucigalpa, atendiendo otros asuntos. Años atrás, Zambrano había recibido el llamado para ser misionero evangélico como su padre. Incluso estuvo estudiando para ello, pero lamentablemente el proyecto cristiano no se concretó, dijo Luis Delgado.
Sin embargo, se comportaba como un verdadero hijo de Dios porque era capaz de quitarse la camisa para ayudar a los desfavorecidos, comentó otro amigo que se identificó como Esaú. Producto de su labor humanitaria es el centro de rehabilitación Luz y Vida que fundó en Pueblo Nuevo, Omoa, para jóvenes con problemas de drogadicción, agregó. Su adoración eran sus pequeños hijos, Abner y Jaret a los que mantenía estudiando en una escuela privada del puerto, aunque vivían con su madre de la que Zambrano se había separado. De ellos también estuvo hablando muy emocionado el día antes de que fuera acribillado.
Ese día conducía una camioneta Ford Expedition, propiedad del futbolista porteño Edgard Álvarez, quien le arrendó el local donde funcionaba la discoteca. Esta sería inaugurada oficialmente el próximo sábado. Aunque no existe una hipótesis policial sobre los motivos del crimen, algunos de sus amigos creen que la muerte le provino por su decisión de meterse a ese tipo de negocios. Su amiga Nilsa Cornejo escribió: “Te fuiste, nunca pensé decir esto, pero maldita sea la hora que pusiste esa disco”. En la escena del crimen se contabilizaron 27 casquillos de bala de arma de grueso calibre.
El domingo estuvo celebrando con sus amigos cercanos el estreno de su discoteca, y el lunes la noticia de su muerte conmocionaba a la iglesia evangélica que pastorea su padre.
Boniheris Zambrano fue acribillado el lunes en el barrio Medina de Puerto Cortés cuando huía de sujetos desconocidos que le dispararon en varias ocasiones.
Luego del éxito que tuvo el estreno de la discoteca Insomnio el pasado sábado, Zambrano departió en el mismo negocio hasta la medianoche del domingo, dijo su viejo amigo, Luis Delgado.
Se mostró alegre hablando de los proyectos que tenía para el nuevo establecimiento, el cual quería que fuera de mucha categoría.
La emoción la reflejó también en su Facebook, mediante el cual felicitó a las modelos de la discoteca. “Muy profesionales en lo que hicieron las chicas. A las personas les gustó la animación, su baile y todo, sigan así, las felicito”, escribió el domingo.
Como a la una de la madrugada se fue a dormir al cuarto del hotel que alquilaba en el puerto, ya que la mayor parte del tiempo pasaba en Tegucigalpa, atendiendo otros asuntos. Años atrás, Zambrano había recibido el llamado para ser misionero evangélico como su padre. Incluso estuvo estudiando para ello, pero lamentablemente el proyecto cristiano no se concretó, dijo Luis Delgado.
Sin embargo, se comportaba como un verdadero hijo de Dios porque era capaz de quitarse la camisa para ayudar a los desfavorecidos, comentó otro amigo que se identificó como Esaú. Producto de su labor humanitaria es el centro de rehabilitación Luz y Vida que fundó en Pueblo Nuevo, Omoa, para jóvenes con problemas de drogadicción, agregó. Su adoración eran sus pequeños hijos, Abner y Jaret a los que mantenía estudiando en una escuela privada del puerto, aunque vivían con su madre de la que Zambrano se había separado. De ellos también estuvo hablando muy emocionado el día antes de que fuera acribillado.
Ese día conducía una camioneta Ford Expedition, propiedad del futbolista porteño Edgard Álvarez, quien le arrendó el local donde funcionaba la discoteca. Esta sería inaugurada oficialmente el próximo sábado. Aunque no existe una hipótesis policial sobre los motivos del crimen, algunos de sus amigos creen que la muerte le provino por su decisión de meterse a ese tipo de negocios. Su amiga Nilsa Cornejo escribió: “Te fuiste, nunca pensé decir esto, pero maldita sea la hora que pusiste esa disco”. En la escena del crimen se contabilizaron 27 casquillos de bala de arma de grueso calibre.