El Sistema Estadístico Policial en Línea (Sepol) detalla que del 1 de enero al 3 de marzo del presente año se registraron 606 hechos violentos en el territorio nacional.
Las autoridades policiales aún no actualizan en su sistema los homicidios suscitados durante los días cuatro y cinco de este mes, representando lo anterior un promedio diario de homicidios de un 9.77.
En comparación, hasta el 3 de marzo de 2021 se contabilizaban 605 homicidios, lo que prácticamente no representa mejoras sustanciales en cuanto a estrategias de disuasión de la violencia.
De acuerdo con un informe de la Policía Nacional, febrero cerró con 234 muertes violentas, para sumar 585 asesinatos en los primeros dos meses del 2022. Esa cifra es superior en 18 homicidios a los 567 registrados entre enero y febrero de 2021, detalló el documento de la Policía hondureña.
Enero es el mes más sangriento, con 351 homicidios, según las cifras oficiales, que indican que el año pasado se registraron en Honduras 3,651 homicidios, un 1.4% más que en 2020, cuando totalizaron 3,599.
Las muertes violentas en el país son atribuidas en mayor grado al crimen organizado y las pandillas, que pelean territorios para el narcotráfico al menudeo y el cobro de extorsiones.
Un factor que contribuye a la violencia en Honduras es la alta impunidad, a lo que se suman la evolución de las bandas criminales, según autoridades y organismos de derechos humanos.
La Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) hizo recientemente un “enérgico llamado” a las autoridades para que “se comprometan seriamente” a garantizar la seguridad de los hondureños y lamentó que la violencia se “ha recrudecido” en las últimas semanas.
“Hacemos una vez más un enérgico llamado a las autoridades correspondientes para que se comprometan seriamente en garantizar la seguridad de la población, salvaguardando su vida y su integridad”, indicaron los obispos a través de una declaración.
En las últimas semanas “se ha recrudecido esta ola de violencia y se aprecia un cierto vacío de acción decidida en contra del crimen, los enemigos de la paz se aprovechan y se sienten a sus anchas”, destacaron.
“Si no se investigan los hechos, como ha sucedido tantas veces, estaremos condenados a sufrir las consecuencias de la impunidad y obligados a resignarnos a que esto se siga repitiendo en nuestro país”, añadió la Conferencia Episcopal.
