David Fernando Jiménez, 23, fue asesinado dentro del Instituto Perla del Ulúa por un guardia de seguridad.
El estudiante de último año de bachillerato asistía a una práctica de microempresas cuando ocurrió la tragedia, el sábado a las 9.30 de la noche.
Una compañera de curso de Jiménez, que pidió el anonimato, relató que David Fernando estuvo junto a ella y un grupo de estudiantes la tarde de ayer cuando preparaban un proyecto de la práctica profesional para graduarse como bachilleres en administración de empresas.
Eran como las seis de la tarde, David había llegado a pesar de no formar parte de ese grupo y los estaba atrasando.
Los muchachos le pidieron a otro compañero que lo llevara a su casa, pues había tomado algunos tragos. 'Uno de los compañeros lo sacó del aula, pero él regresó y como el guardia no lo dejó entrar, se saltó el cerco', recordó la joven.
David se integró de nuevo al grupo, entonces decidieron ir a comprar comida para llevárselo.
'Salieron él y dos compañeros, Carlos y Andi, pero al regresar al colegio el guardia Héctor Rodolfo Pavón le pidió a David que se detuviera, él obedeció sin oponer resistencia', dijo.
Según los testigos, Pavón y otro guardia lo amarraron de las manos. Los muchachos le pidieron al Pavón que lo soltara, pero éste, enardecido, lo empujó unos metros, lo puso de rodillas y le disparó en la cabeza con una escopeta calibre doce.
En el lugar quedaron esparcidos los sesos del infortunado estudiante, narró uno de sus primos, quien levantó el cuerpo.
Donaldo Bonilla, director del colegio, afirma que la sociedad de padres de familia paga los sueldos de los guardias, aunque él es quien contrata los mismos. Confirmó que no tiene referencias ni antecedentes de estos empleados.
Lucio Canales, propietario de la agencia de seguridad, dijo que Pavón fue recomendado por su primo como una buena persona. Pavón vivía en la ciudad y tenía apenas veinte días de laborar para su agencia. Otros estudiantes afirmaron que el guarda Héctor Pavón tenía mal carácter.
'Un día no nos dejó entrar a practicar fútbol sólo porque no quiso', recordaron. José Ramón Miranda, padrastro de David Fernando, pidió justicia y exigió a la Policía que ejerza control sobre estas empresas de seguridad, las cuales 'se han convertido en refugio de delincuentes'.
La acongojada madre, María Jiménez, pidió que castiguen al responsable. El infortunado joven dejó una hija de tres meses y un varón de seis años.
Su esposa Lidia Contreras lloraba desconsolada.
El cuerpo de David fue entregado a sus parientes en la morgue forense la tarde de ayer y será velado en la casa de habitación donde vivía junto a sus padres, en la colonia Kennedy de El Progreso.
Jiménez se graduaría este año como bachiller en administración de empresas y estaba haciendo su práctica profesional en una empresa contable de su ciudad natal.
Era muy apreciado por sus compañeros de curso, quienes llegaron uniformados a la casa del duelo, que lucía abarrotada. Sus profesores también llegaron y lamentaron la tragedia. La Policía progreseña apenas tenía información del suceso ni el nombre del homicida. Sólo informaron que el asesino estaba prófugo.
En vida
David Fernando Jiménez en este año se graduaría como bachiller en administración de empresas. Deja a su esposa y sus dos hijos.
Para saber
Cinco personas han fallecido en este año a manos de guardias de seguridad privada en la costa norte.
Las autoridades no supervisan las agencias de seguridad, que no entrenan a sus miembros en relaciones humanas, según la Policía.