Tegucigalpa, Honduras.
“Ante Dios que yo no la maté. Desde niña éramos muy unidas”, dijo Karla Patricia Gutiérrez, quien ayer quedó en prisión por el asesinato de su amiga Erlinda Portillo Pérez, ocurrido cuando las dos caminaban por un cerro para llegar a la aldea Cedros, de Gracias, Lempira.
Ayer a las 9:15 am, Karla Gutiérrez ingresó al Juzgado de Letras de Gracias esposada y custodiada, pero sonriente y sin bajar el rostro dijo a LA PRENSA: “La gente me acusa de que soy mala, pero yo no maté a mi amiga”.
La acusada desmintió la información de la Atic que indicaba que ella para vengarse se había hecho amiga de Erlinda, pero aseguró que desde niña eran amigas.
Karla afirma que un hombre al que no conocía fue el que le disparó a su amiga luego de atacarlas a las dos, pero ella logró huir.
El crimen contra la joven Erlinda Portillo (de 22 años) ocurrió el 16 de octubre de 2017 cuando caminaba junto con Karla Patricia.
En la aldea Cedros, Gloria Portillo llora a su hermana.
Las amigas habían salido de Gracias, Lempira, donde realizaban la práctica del colegio, y aprovecharon unos días para ir a la aldea donde vivían sus familiares.
Cuando iban por uno de los caminos cercano a la aldea Cedros se escucharon cuatro disparos y más tarde los pobladores se dieron cuenta de que Erlinda estaba muerta.
Conforme al relato de Karla Patricia, ella se encontró a un primo de la víctima y le dijo que habían sido atacadas por un hombre y que ella logró escapar.
Pero su testimonio es contradictorio, ya que el testigo le dijo que nunca le advirtió sobre lo ocurrido.
Para los familiares de Erlinda y de los agentes que investigaron el caso, la muerte de ella se deriva de una venganza de la familia Gutiérrez.
Las dos amigas vivían juntas en Gracias a escondidas de su familia.
Un cuñado de Erlinda está preso por el asesinato de un hermano de Karla Patricia, ocurrido el 17 de abril de 2017, y desde ese momento las amenazas entre las dos familias fueron más fuertes.
“Nos dijeron que nos iban a dar donde más nos doliera y vivimos tan cerca de ellos que pasábamos con temor”, dijo Gloria Portillo, hermana de Erlinda.
Manifestó que Erlinda estaba estudiando en Gracias y su madre le había alquilado un cuarto para que viviera ahí mientras se graduaba. “Siempre la aconsejaba de que se cuidara de Karla Patricia, que ellos querían venganza, a pesar de que mi esposo, que fue el que mató a su hermano, ya estaba pagando lo que hizo”, agregó; pero Linda, como era llamada por su familia, no hizo caso. Se fue a vivir a la misma casa con Karla Patricia y siguieron con su amistad, sin que los parientes se dieran cuenta, pero en sus cuentas de la red social de Facebook se demostraban el cariño que se tenían.
Después del asesinato del hermano de Karla Patricia, las muchachas aparentaban en la aldea que no se hablaban, pero en el colegio eran muy unidas y, según el relato de la acusada, hasta creían que eran hermanas. Para la familia de Linda, ella se dejó engañar de Karla Patricia y fue la que le disparó para vengar la muerte de su hermano.
“Ante Dios que yo no la maté. Desde niña éramos muy unidas”, dijo Karla Patricia Gutiérrez, quien ayer quedó en prisión por el asesinato de su amiga Erlinda Portillo Pérez, ocurrido cuando las dos caminaban por un cerro para llegar a la aldea Cedros, de Gracias, Lempira.
Ayer a las 9:15 am, Karla Gutiérrez ingresó al Juzgado de Letras de Gracias esposada y custodiada, pero sonriente y sin bajar el rostro dijo a LA PRENSA: “La gente me acusa de que soy mala, pero yo no maté a mi amiga”.
La acusada desmintió la información de la Atic que indicaba que ella para vengarse se había hecho amiga de Erlinda, pero aseguró que desde niña eran amigas.
Karla afirma que un hombre al que no conocía fue el que le disparó a su amiga luego de atacarlas a las dos, pero ella logró huir.
El crimen contra la joven Erlinda Portillo (de 22 años) ocurrió el 16 de octubre de 2017 cuando caminaba junto con Karla Patricia.
Las amigas habían salido de Gracias, Lempira, donde realizaban la práctica del colegio, y aprovecharon unos días para ir a la aldea donde vivían sus familiares.
Cuando iban por uno de los caminos cercano a la aldea Cedros se escucharon cuatro disparos y más tarde los pobladores se dieron cuenta de que Erlinda estaba muerta.
Conforme al relato de Karla Patricia, ella se encontró a un primo de la víctima y le dijo que habían sido atacadas por un hombre y que ella logró escapar.
Pero su testimonio es contradictorio, ya que el testigo le dijo que nunca le advirtió sobre lo ocurrido.
Para los familiares de Erlinda y de los agentes que investigaron el caso, la muerte de ella se deriva de una venganza de la familia Gutiérrez.
Un cuñado de Erlinda está preso por el asesinato de un hermano de Karla Patricia, ocurrido el 17 de abril de 2017, y desde ese momento las amenazas entre las dos familias fueron más fuertes.
“Nos dijeron que nos iban a dar donde más nos doliera y vivimos tan cerca de ellos que pasábamos con temor”, dijo Gloria Portillo, hermana de Erlinda.
Manifestó que Erlinda estaba estudiando en Gracias y su madre le había alquilado un cuarto para que viviera ahí mientras se graduaba. “Siempre la aconsejaba de que se cuidara de Karla Patricia, que ellos querían venganza, a pesar de que mi esposo, que fue el que mató a su hermano, ya estaba pagando lo que hizo”, agregó; pero Linda, como era llamada por su familia, no hizo caso. Se fue a vivir a la misma casa con Karla Patricia y siguieron con su amistad, sin que los parientes se dieran cuenta, pero en sus cuentas de la red social de Facebook se demostraban el cariño que se tenían.
Después del asesinato del hermano de Karla Patricia, las muchachas aparentaban en la aldea que no se hablaban, pero en el colegio eran muy unidas y, según el relato de la acusada, hasta creían que eran hermanas. Para la familia de Linda, ella se dejó engañar de Karla Patricia y fue la que le disparó para vengar la muerte de su hermano.