Tegucigalpa, Honduras
Bajo protección policial y del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos se encuentra la familia que huyó de Chamelecón por temor de ser asesinados por mareros.
Lo anterior fue confirmado por el director de la Policía Nacional, Juan Carlos Bonilla, quien confirmó la captura de dos presuntos implicados en los crímenes que motivaron a estas personas a salir de sus viviendas.
“Ellos buscaron el apoyo de la Policía Nacional e inmediatamente se lo dimos para que sean trasladados a un lugar seguro con apoyo del Comisionado de los Derechos Humanos”, expresó.
Declaró que manejan varias informaciones sobre el problema con esa familia, pero “por motivos de investigación no vamos a darlas a conocer”.
Confirmó que dos de los responsables de los hechos que orillaron a las personas a huir de la zona ya fueron capturados y que están analizando cuál es el origen y la motivación de los hechos.
Piden asilo
Nueve miembros de la familia llegaron la noche del jueves a Tegucigalpa tras abandonar sus casas en Chamelecón.
Otros siete parientes están refugiados en lugares distintos, esperando recibir la respuesta de sus peticiones.
La familia se refugió el pasado miércoles en una posta policial de San Pedro Sula debido a las amenazas de los mareros. Tomaron la determinación de escapar debido al asesinato de tres parientes.
La familia permanece alojada en una estación policial. Entre los que llegaron a la capital hay dos niños de 11 y 4 años, dos adolescentes, dos jóvenes y tres adultos, decididos a abandonar el territorio si logran conseguir asilo en el exterior.
Por la mañana, la familia llegó a las oficinas del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), donde fueron atendidos por un funcionario. El jefe de familia dijo que el propósito de viajar a la capital fue “con la esperanza y la necesidad de ver si una embajada nos tiende la mano y nos puede brindar asilo político para continuar con un estilo de vida normal”. Prosiguió que no aspiran a vivir en una mansión o una residencia de oro, sino tener una vida como la que teníamos, modesta, simple y sencilla, con las necesidades básicas que el ciudadano requiere. Venimos con la necesidad, únicamente, de que una embajada nos tienda la mano y nos pueda abrir una puerta para darnos asilo político”.