El día estaba nublado, caía una leve llovizna, el reloj marcaba las 11 de la mañana y dos pequeñas niñas jugaban con viejos rines de bicicleta.
Todo era felicidad y alegría a esa hora del día de ese trágico 6 de enero de 2003.
Las hermanitas Dilcia Yessenia, de 8 años de edad, y Ada Patricia Pérez López, de 10, eran alumnas del segundo y tercer grado de la escuela pública Gracias a Dios, ubicada en la colonia del mismo nombre.
Su récord estudiantil era excelente, pero delincuentes apagaron sus vidas con saña. Casi cuatro años después, el doble crimen sigue en la impunidad.
Dilcia y Ada seguían jugando con el viejo rin cuando su madre María de Jesús les pidió que fueran al margen del río Blanco a recoger plásticos para atizar la hornilla y poder cocinar los alimentos para el almuerzo.
Las pequeñas salieron de su casa en el caserío El Corozal, pero en vez de dirigirse al río tomaron camino por la colonia Gracias a Dios, porque el trayecto era más seguro.
Leucadio Pérez, padre de las pequeñas, llegó a su casa a las cuatro de la tarde. A esas alturas, doña María, su compañera de hogar, era un mar de nervios. Las niñas tenían más de cuatro horas de haber desaparecido.
La búsqueda de las infantes comenzó inmediatamente. Las buscaron en toda la colonia, en las postas policiales, en los juzgados y hasta en el Ihnfa.
Los resultados fueron infructuosos. El 8 de enero, dos días después de su desaparecimiento, Ada y Dilcia fueron encontradas muertas.
Las escenas eran desgarradoras. Una de las niñas fue semidecapitada; a ambas les cercenaron algunos de sus dedos y había sospechas de que fueron violadas.
Libres
Las primeras investigaciones concluyeron con la detención de los albañiles Adán Antonio López Martínez y Apolonio Méndez Lemus. Un testigo identificado como Walter y el alias de “Polito” los incriminó.
En la colonia Gracias a Dios se sabe que una persona vio a los verdaderos responsables del doble crimen, pero se niega a declarar porque fue amenazado
El Ministerio Público no encontró pruebas contra los imputados, a quienes les otorgaron sobreseimiento provisional.
Análisis
El fiscal Víctor Fernández manifestó que las pruebas de ADN practicadas a López y Martínez establecieron que no tenían responsabilidad en el asesinato de las pequeñas y se descartó que hubiesen sido violadas.
El acusador público dejó entrever que la muerte de las niñas va camino a la impunidad.
“Al descartarse la violación se puede manejar la hipótesis que las menores fueron asesinadas por venganza.
El caso es complejo, por la fragilidad de las investigaciones.
El seguimiento que se le ha hecho a este doble crimen no fue el adecuado; incluso el primer investigador fue trasladado a otro lugar”, apuntó Fernández.
Justicia divina
María de Jesús y Leucadio lamentan que las autoridades hayan engavetado las investigaciones. “El castigo para los asesinos se lo dejo a Dios. Sé que habrá justicia divina, porque en la tierra los culpables no recibirán su merecido”, apuntó Leucadio.
Por su parte, María de Jesús dijo: “Le pido al Señor que me dé fuerzas para soportar la ausencia de mis hijas. Ya estuvieran grandes. Ada Patricia tuviera 14 años y Dilcia 12, me hacen falta, siento un gran vacío”.
La acongojada madre presume que la persona que le sirvió de testigo clave a la Fiscalía participó en el doble homicidio y no fue investigada.
Engavetado
El expediente judicial sobre los crímenes de Ada y Dilcia está engavetado.
Los últimos movimientos sobre este caso se produjeron el 26 de mayo de 2003, fecha en que el Juzgado de Letras de lo Penal dio por recibido cuatro pruebas que les practicaron a los dos sospechosos, cuyos resultados les favorecieron.
Después de esta diligencia y el traslado de Víctor Fernández a la Fiscalía de los Derechos Humanos, ningún acusador público ha tocado el expediente.
La Policía se defiende
El coordinador de la Policía de Investigación, Marlon Miranda, dice que ellos realizaron su trabajo como correspondía.
El responsable del crimen de las niñas es el testigo protegido, Polito; se debe actuar contra él, concluyó el jefe policial.
“El caso para la Policía está resuelto', Marlon Miranda Comisario policial