17/06/2025
08:34 AM

Bailarín recibió una llamada y salió solo para encontrarse con la muerte

El Progreso, Honduras.

No había nadie como él para contraer rítmicamente el abdomen mientras danzaba; pero pese a su éxito como bailarín e instructor de ballet, Nino Emil Ramos estaba por retirarse de los escenarios para dedicarse a los negocios de su padre, cuando la muerte acortó su camino.

Se lo había dicho a su madre Leslie Beteta: “Mami, ya no más danza, porque no hay apoyo para este arte, y en segundo lugar porque quiero dedicarme al cien por ciento al negocio de la hojalatería”. Desde niño aprendió a trabajar la hojalata en la empresa de su padre, pero le dedicaba más tiempo a las actividades artísticas, que eran su pasión.

El viernes 12 de febrero, el balletista se despidió de su prima Diana después de recibir una llamada en su celular. Ambos eran “uña y carne”, el mal del uno era el del otro; pero esa noche lluviosa no comentó con ella nada sobre el telefonazo recibido.

Foto: La Prensa



Como todos los días, había llegado a visitarla, pero no quiso quedarse a cenar, pese a que la mamá de Diana se lo pidió. Antes de irse había estado sentado en el sofá con una laptop sobre sus piernas cruzadas y una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Fue después de estar chateando en su aparato, no se sabe con quien, que recibió la llamada que lo hizo levantars y emprender el camino a su casa distante a unas siete cuadras.

Diana salió a despedirlo con su niña en brazos, pero se detuvo antes de llegar al portón porque la lluvia no cesaba. Nino se encargó de enganchar el candado en el portón y luego se subió en su Pontiac blanco. Diana no lo volvió a ver vivo.

Serían las nueve y media de la noche cuando se despidió también de su padre Bernardino Ramos con quien vivía en la colonia Fraternidad, cercana a la Palermo. Se cambió ropa y salió sin decir hacia donde iba.

Foto: La Prensa



Junto a su dormitorio quedó intacto el pequeño estudio adonde leía y ponía a volar su creatividad para elaborar sus atuendos de bailarín o sus coreografías. Las máscaras que se ponía para bailar danza árabe las hacía y decoraba moldeando láminas metálicas.

Siendo como era, nadie se explica por qué le quitaron la vida. “Tuvo que haber una mente malvada para ensañarse así con un joven tan inteligente que no le hacía daño a nadie”, lamenta su madre.

En el apogeo de su carrera, Nino Ramos rindió tributo a la famosa bailarina estadounidense Sadie Marquard con una coreografía en la que mostró su gran talento. Se le hincó a la artista en señal de admiración cuando esta lo llamó al escenario en el teatro José Francisco Saybe. Ella le correspondió de igual manera como diciendo estamos de tú a tú.

El artista fungía como administrador de la hojalatería Ramos cuando el filo de la crueldad destrozó su vida. Cerca de su casa apareció el Pontiac en el que acudió a la cita con la muerte.