24/04/2024
11:08 AM

Hondureño que se salvó de la pena de muerte en EUA recupera su libertad

Clemente Javier Aguirre fue acusado de acuchillar a dos mujeres en Florida en 2004.

Miami, Estados Unidos

Clemente Javier Aguirre Jarquín, un hondureño que fue condenado a muerte por los asesinatos a puñaladas de dos vecinas suyas en 2004 en Florida, fue exonerado ayer de todos los cargos que pesaban en su contra, informó una organización que investiga errores judiciales en casos penales.

En una audiencia celebrada ayer en el condado de Seminole, en el norte de Florida, el juez John D. Galluzo desechó todos los cargos contra Aguirre (de 38 años) “después de que la Fiscalía anunciara que retiraba las acusaciones, cuando estaban en medio de la selección del jurado” para un nuevo juicio.

Hecho
junio de 2004
Crimen. Fue cuando ocurió el crimen contra madre e hija, ambas fueron apuñaladas con un cuchillo de cocina que fue encontrado en el patio de la vivienda de Aguirre.

“Tras más de 14 años en prisión, incluida una década en el corredor de la muerte en Florida, Aguirre fue exonerado de todos los cargos por la muerte de sus vecinas Cheryl Williams (de 47 años) y Carol Bareis (de 68)”, señaló en un comunicado el grupo de abogados sin ánimo de lucro Innocence Project.

Aguirre, nacido en Tegucigalpa, Honduras, en 1980, llegó a Estados Unidos de manera irregular en 2003, fue condenado a muerte en 2006 y había apelado numerosas veces ante los tribunales, que no le dieron la razón ni siquiera después de que surgieron nuevas pruebas que apuntaban a una familiar de las víctimas como posible autora de los asesinatos.

Foto: La Prensa

Clemente Aguirre ocultó el cuchillo y la ropa ensangrentada por temor a ser deportado

Anulan condena

Pero en octubre de 2016, el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena a muerte impuesta al hondureño y ordenó que se celebrara un nuevo juicio.

Febrero de 2006
Sentencia. Clemente Aguirre fue a juicio y el 28 de febrero lo declararon culpable de los asesinatos de Williams y Bareis, junto con un cargo de robo.

El Supremo de Florida “anuló por unanimidad” la condena y sentencia de muerte contra Aguirre Jarquín ante las “nuevas pruebas de inocencia que su jurado original nunca escuchó”, destacó Innocence Project.

La “nueva evidencia incluía pruebas de ADN de múltiples piezas de la escena del crimen que exculpaban a Aguirre e implicaban a otra sospechosa: la hija y nieta de las víctimas, Samantha Williams”, precisó.

En años posteriores al juicio y condena a muerte de Aguirre, “Samantha Williams confesó a numerosos amigos y conocidos” que fue ella la que cometió el doble homicidio.

Pese a todo, el fiscal Phil Archer había asegurado que el estado pensaba pedir por segunda vez que se condenara a muerte a Aguirre.

“La decisión de los fiscales de no proceder (contra Aguirre) se produjo después de que una prueba adicional socavara la coartada de Williams y la implicara aún más en los asesinatos”, agregó la organización.

La organización Innocence Project comenzó a trabajar en el caso de Aguirre en el año 2011, cuando el grupo Capital Collateral Regional Counsel, integrado por los abogados de oficio que representan a los condenados a la pena capital, solicitó ayuda en la búsqueda de ADN en más de 48 piezas no testadas anteriormente.

“El resultado (de estos análisis) excluía a Aguirre de forma inequívoca”, se resaltó en el comunicado.

En la apelación ante la Corte Suprema, los letrados habían apuntado que el autor del doble crimen no era Aguirre, sino Samantha Lee Williams, quien vivía con su madre y su abuela en una casa remolque, aunque ella negaba este extremo.

Los expertos llegaron a identificar el ADN de la joven en ocho muestras de sangre halladas en el remolque.

La mujer dijo a la Policía del condado Seminole que la tarde del doble asesinato había tenido una discusión con su madre y que había pasado esa noche con su novio y aseguró que cuando las dejó ellas estaban vivas.

En una audiencia en 2013, Lee Williams reconoció que a veces sufría excesos de furia y admitió que en una ocasión había roto las ventanas de la casa rodante.

Aguirre señaló a los detectives que se encontraba dando una vuelta por la zona cuando descubrió al amanecer del 17 de junio de 2004 los cuerpos ensangrentados de sus vecinas.

Juicio
El 27 de octubre de ese año, los siete jueces de la Corte Suprema de Florida anularon su condena y ordenaron un nuevo juicio que se celebró ayer.

Al intentar saber si todavía seguían con vida se manchó con la sangre de las víctimas y después se fue del lugar.

La Fiscalía indicó en el juicio que el cuchillo usado para matar a las mujeres fue hallado en el patio de Aguirre y la ropa que llevaba puesta manchada de sangre se localizó en una bolsa de plástico en un cobertizo cercano.

Aguirre se declaró inocente en el juicio en el que se le condenó a dos penas máximas en 2006. El jurado recomendó entonces su condena a muerte con siete votos a favor y cinco en contra.

Pero finalmente ayer se celebró un nuevo juicio en el cual fue exonerado de los cargos.

Visitado por LA PRENSA. En septiembre de 2013, periodistas de LA PRENSA visitaron a Clemente Javier Aguirre en la prisión Union Correctional Intitution, en el norte del estado de Florida.

Clemente abandonó Tegucigalpa en 2003, y a sus 23 años se embarcó en la aventura de llegar como ilegal a Estados Unidos. Al llegar al país del norte su destino fue Miami y luego Orlando. El hondureño trabajaba en un restaurante lavando tenedores, cucharas y cuchillos. Vivía en un cobertizo que compartía con dos mexicanos. La casa móvil de las víctimas estaba en la 117 Vagabond Way, en el condado de Seminole. Cheryl Williams y Carol Bareis eran sus amigas y las visitaba constantemente, según relató a los periodistas hondureños.

Clemente de niño soñaba con ser médico, pero las condiciones de pobreza lo llevaron a emigar a Estados Unidos. El hondureño siempre confió en que recobraría su libertad.

Foto: La Prensa

Clemente Javier Aguirre estuvo preso desde 2004 cuando ocurrió el doble crimen. En 2016, el Tribunal Supremo de la Florida ordenó un nuevo juicio.
Clemente Aguirre siempre sostuvo que era inocente de los asesinatos de madre e hija
Durante casi 15 años, el inmigrante hondureño Clemente Javier Aguirre-Jarquín estuvo sentado tras las rejas por los brutales asesinatos de sus vecinas, Cheryl Williams y su madre Carol Bareis, crímenes que dijo que no cometió.

El caso contra Aguirre Jarquín parecía sencillo: su ropa estaba empapada con la sangre de las víctimas, se encontraron huellas de zapatos en toda la escena, había estado en su casa sin permiso y admitió haber guardado su ropa en una bolsa de plástico, tratando de esconderla. El cuchillo utilizado para matar a las víctimas era el mismo que se usaba en el restaurante adonde trabajaba. Pero -dijeron sus abogados- que una mirada más profunda del caso revelaría evidencia que apuntó a la inocencia de Aguirre.

Aguirre Jarquín, ahora de 38 años, ha contado la misma historia desde los asesinatos de 2004: dice que fue a la casa de Williams y Bareis, en Altamonte Springs, en busca de cerveza después de una noche de copas. Él dice que encontró el cuerpo de Williams y la sostuvo buscando signos de vida. Afirma que encontró el cuchillo y lo recogió porque no sabía si el asesino todavía estaba presente. Y dice que no llamó a la policía y trató de deshacerse de las pruebas, incluidos el cuchillo y la ropa, porque era un inmigrante indocumentado que no quería ser deportado. “Entonces, ¿quién va a ayudar a mi madre?”, Le diría más tarde a un detective.

Luego, según sus abogados, estaba la evidencia más grande en la defensa de Aguirre: alguien más confesó los asesinatos en varias ocasiones a varias personas, y la sangre de esa persona fue descubierta en la escena, mientras que la de Aguirre no. Eso fue suficiente para que la Corte Suprema del estado revocara la condena de Aguirre en 2016 y ordenara un nuevo juicio que fue celebrado ayer y en donde fue absuelto y recobró su libertad.