Blanca, radiante y, todo apunta, de Valentino. La princesa Magdalena ha elegido un ajuar del diseñador italiano, siguiendo los pasos maternos de elegir a un gran modisto internacional, según informó ayer el diario sueco Expressen sin especificar sus fuentes.
Parece que la princesa Magdalena, a diferencia de la princesa Victoria, ha preferido una aguja internacional, aunque durante la ceremonia de las amonestaciones previas, celebrada hace unas semanas, lució un vestido “hecho en Suecia” de Pär Engsheden, autor del vestido de novia de su hermana.
La princesa se dirigió a algunas de sus mejores amigas, como Louise Gottlieb y Emma Pernald, para pedirles consejo y asesoramiento para escoger el traje nupcial. Ellas se prestaron sin reservas. Según el rotativo sueco, las amigas viajaron a Milán y a París a causa del atuendo, y representantes de la firma de moda italiana estuvieron también en Estocolmo.
Decisión
La princesa Magdalena no será la señora de O´Neill. No llevará el apellido de su marido después de casada y seguirá llamándose Magdalena Teresa Amelia Josefina, según la solicitud que envió hace unas semanas a las autoridades suecas, según publicaron ayer varios medios.
“Es su decisión, no tengo ningún comentario”, respondió a la prensa sueca Bertil Ternet, jefe de prensa de la casa real. Expertos consultados por ese diario resaltaron lo infrecuente de la decisión de la princesa Magdalena, ya que otras princesas como sus tías, Birgitta y Margarita, sí que lo hicieron cuando se casaron.
“Probablemente sea un modo de remarcar su cercanía con Suecia. Quiere mostrar que es una princesa sueca y pienso que lo hace de una forma graciosa”, dijo Sten Hedman, experto en realeza, al rotativo Expressen.
Tampoco el futuro marido de la princesa Magdalena recibirá título real tras su enlace. Chris O’Neill seguirá siendo “un ciudadano de los Estados Unidos”.