“Vivimos con miedo, no somos criminales para estar escondiéndonos. Venimos a trabajar a este país, no es justo que nos estén quitando nuestro sueño”, expresó con voz entrecortada Juan Prieto, un hondureño originario de San Pedro Sula, quien emigró a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.
Prieto, que reside en California y trabaja a media hora de su hogar, asegura que las redadas de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se han vuelto una amenaza cotidiana.
“Todos los días escuchamos que detienen a personas, ya deportaron a varios amigos míos, tenemos miedo de salir, pero aquí hay que trabajar a diario, no podemos darnos el lujo de quedarnos en casa. Pedimos un alto a las deportaciones de gente honrada, que solo viene a sumar a la economía de este país. Estados Unidos nos necesita tanto como nosotros a ellos”, afirmó Prieto, quien es el único sostén económico de su familia en Honduras.
Aumento alarmante en deportaciones
Las cifras respaldan la preocupación. Solo en los primeros cinco meses de 2025, las deportaciones de hondureños aumentaron un 9.2%, alcanzando un total de 15,988 compatriotas retornados, según datos oficiales del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras. Estados Unidos lidera la lista de países expulsores.
Del total de deportaciones, más de 10,000 proceden de Estados Unidos, mientras que el resto corresponde a retornos desde Guatemala, México y otros países.
El informe del INM revela que entre los deportados desde suelo estadounidense hay 7,934 hombres, 956 mujeres, 849 niños y 229 niñas, muchos de ellos menores no acompañados.
Más de 3,000 ciudadanos originarios del departamento de Cortés, especialmente de San Pedro Sula, han sido deportados desde Estados Unidos en lo que va del año, consolidando a esta región como la de mayor incidencia migratoria en el país.
Wilson Gómez, jefe de comunicaciones del INM, explicó que el Gobierno hondureño ha reforzado el programa “Hermana, Hermano Vuelve a Casa”, iniciativa creada para brindar asistencia a los migrantes deportados y facilitar su reintegración social y laboral.
El plan contempla un bono inicial de 100 dólares para alimentación, aunque organizaciones de derechos humanos consideran que la ayuda es insuficiente frente a las necesidades reales de los retornados.
Pese al aumento en las deportaciones, la migración no se detiene. Guatemala reportó la expulsión de 3,313 hondureños, incluidos 709 menores, mientras que México retornó a 2,676 personas, una disminución del 28.3 % respecto al mismo período de 2024. La mayoría de las expulsiones mexicanas se realizaron por vía aérea (1,828 casos).
De forma menos común, otros 31 hondureños fueron deportados desde países tan lejanos como Gabón, Guadalupe, los Estados Federados de Micronesia y Ucrania.
Remesas, el sustento de miles
En 2024, las remesas enviadas por hondureños en el exterior, principalmente desde Estados Unidos y España superaron los 9,700 millones de dólares, según el Banco Central de Honduras.
Los envíos de remesas representan una de las principales fuentes de ingreso para el país, lo que evidencia la importancia de los migrantes en la economía nacional.
Se estima que cerca de 1.8 millones de hondureños residen en Estados Unidos, una cifra que incluye tanto a personas con estatus migratorio regular como a indocumentados. Para muchos, como Juan Prieto, el sueño americano sigue vigente, pero cada día se convierte en una lucha más difícil de sostener.