Llenos de alegría y agradecimiento recibieron ayer los primeros útiles escolares varios menores de escasos recursos económicos en la escuela Carlos Rivera López del sector Rivera Hernández.
La campaña “Abre tu corazón. Ayúdale a cumplir su sueño” ya empezó a dar sus primeros frutos llegando a los más necesitados.
El pequeño Kenneth Javier Pérez Castillo, de ocho años, fue uno de los primeros en ser beneficiado con el kit de útiles que gracias a ciudadanos de buen corazón fue entregado por un equipo de Diario LA PRENSA la tarde de ayer.
Los escolares se mostraron felices porque gracias a las donaciones ahora cuentan con sus materiales educativos para recibir sus clases.
A los niños se les hizo entrega de cuadernos según el grado que cursan, lápiz grafito y tinta, sacapuntas, borradores, colores y reglas.
“Gracias por traerme mis cuadernos”, expresó Kenneth, un menor que cursa el segundo grado. Su historia fue publicada el miércoles en Dario LA PRENSA.
El niño Santos Rivera y sus cuatro hermanos también recibieron sus materiales. Estos menores quedaron huérfanos de padre el año anterior.
La donación en este centro educativo sólo es el inicio, pues para la próxima semana está coordinada la entrega de los útiles escolares a los alumnos que más los necesiten.
Campaña continuará
Aunque oficialmente la actividad de recolección finaliza el 15 de este mes, las personas que deseen continuar colaborando después de esta fecha podrán hacerlo.
No hay límites para quienes quieren contribuir con la educación de la niñez. Para unirse a la campaña sólo tienen que llevar sus donativos a las oficinas de LA PRENSA.
Con la campaña se pretende beneficiar a unos cinco mil infantes a los cuales sus padres no les pueden comprar los materiales educativos.
Estadísticas
En 2010, más de 700 menores de primaria en San Pedro Sula se vieron obligados a abandonar sus estudios, la mayoría por falta de recursos económicos, según informe de la Dirección Departamental de Educación de Cortés.
Los escolares de primero y segundo grado son los más afectados. Muchos menores que cursan el sexto grado tienen que trabajar al mismo tiempo que estudian para costear sus gastos, en el peor de los casos dejan la escuela.
