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Población de los bordos se duplicó en apenas ocho años

  • 23 agosto 2021 /

Se estima que unas 22,000 familias (120,000 personas) habitan en esas zonas.

San Pedro Sula

En los últimos ocho años la población en los bordos de los ríos que cruzan la ciudad se duplicó al pasar de 11,000 a 22,000 familias. A finales de 2013, vivían alrededor de 11,000 familias en los 20 bordos, según la Comisión de Acción Social Menonita (CASM).

Este conjunto de familias, considerando que cada una tiene entre 5 y 6 miembros, se traduce en más de 120 mil personas.

En esas zonas conviven personas que perdieron un trabajo y no pueden pagar un alquiler demasiado caro, hondureños de otros departamentos que llegaron a la urbe creyendo que resolverían sus problemas económicos, ciudadanos que han escapado de la violencia de otros puntos del país y han encontrado un refugio aparentemente seguro que ofrece la miseria.

Entre esas personas están Victoria Ramos (de 69 años), su hija Juana Antonia Ramos (36), también su hijo José Ramos (25), quienes abandonaron la comunidad de Piladeros, Azacualpa, Santa Bárbara, hace tres años y se radicaron en el bordo de Río Blanco, uno de los más poblados de la ciudad y el cual sigue en crecimiento.

Ramos recuerda que abandonaron su casa en aquella aldea por problemas heredados por el esposo de una de sus hijas, a quien mataron.

A menos de 10 metros, Dora Alicia Méndez (32 años), cuatro de sus seis hijos y su marido Júnior Pineda, 28, viven en un habitáculo también armado con pedazos de cartón, madera y láminas viejas. Duermen en el suelo porque no tienen camas y cocinan en un pequeño fogón que prenden dentro de la casucha.

“A nosotros nos llevaron a vivir a La Mina, adelante de El Progreso y regresamos porque no hay trabajo allá. Vivimos con lo que gana mi marido lavando carros a la orilla del río y en la tarde vamos a recoger latas y otros materiales. Allá en La Mina nos dieron una casa bonita, pero no podemos pagar el recibo del agua y la luz”, dijo.

Otros datos de los bordos
- En estas zonas, los habitantes tienen servicio de energía eléctrica, pero no pagan. Más del 90% carece de servicio de agua potable. Las necesidades fisiológicas las realizan al aire libre y se bañan en el río. La basura la lanzan al cauce y en las calles aledañas.
- Empleo. Los habitantes de los bordos tienen un bajo nivel de escolaridad, algunos trabajan como guardias de seguridad, lavadores de carros, recolectores de latas de aluminio y botes de plástico. Algunas mujeres se dedican a lavar ropa, también algunas a la prostitución.
Para aliviar el tráfico

César García, presidente en el noroccidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras (CICH), lamenta que las autoridades locales no hayan hecho nada para evitar un aumento de la población en los bordos que, además de proteger la ciudad de inundaciones, servirían como vías de alivio para el tráfico vehicular que está golpeando la economía de la ciudad.

“Mi papá es ingeniero civil y vino a trabajar en los bordos cuando el huracán Fifí (1974) y, según el diseño que él tiene, esos bordos deben ser utilizados como vías de descongestionamiento”, dijo.

García considera que “esa gente no puede seguir allí porque le causan un daño a la ciudad y la Municipalidad tuvo que desarrollar un plan para ayudarles”.

En ese mismo sentido, Carlos Flores, vicepresidente de la Asociación de Desarrollo Comunitario, que aglutina 28 patronatos del noroeste de la ciudad, opina que el aumento desenfrenado de la población en los bordos obedece “a la falta de autoridad en la ciudad”.

“El bordo de Río Blanco está afectando todo el sector noroeste, las universidades. Eso afecta el macroambiente de toda la ciudad. Impera un desorden”, lamentó el profesional de la ingeniería.