09/07/2025
01:12 PM

'Es alarmante que niños de nueve años se droguen”

Gleda Gutiérrez, directora del programa Catrachos al Cambio, lamenta que haya pocos centros para rehabilitar a niños de las calles sampedranas.

Sus manos están inquietas y temblorosas por la ansiedad. No es para menos. “Jesús” lleva tres meses sin consumir droga. Tiene 17 años y conoce de cerca los embates de la vida, desde que cumplió siete vive en la calle.

Su vida ha sido cruel. Pandilleros asesinaron y desmembraron a su madre frente a él. Hoy se aferra a un milagro que lo saque de ese oscuro mundo.

“Para mí encontrar un pedazo de baleada con frijoles y mantequilla entre el tumulto de basura era un verdadero banquete”, dice con voz quebrantada el muchacho que buscando cambiar su vida se internó voluntariamente en el centro municipal Catrachos al Cambio.

Este funciona desde enero, con el fin de rescatar a los niños de la calle en San Pedro Sula, en donde cada día hay más personas abandonadas consumiendo droga.

En sus ojos, húmedos por las lágrimas que se resisten a caer por su rostro, se denota el dolor. “Jesús” narró cómo desde que nació su vida estuvo marcada por la desgracia.


“No recuerdo cómo eran mis padres, pues jamás los conocí. Mi madre biológica murió cuando yo nací. Dos años después falleció mi papá, yo quedé bajo la tutela de mi madrastra. Ella me quería mucho y me puso a estudiar, pero una noche llegaron cuatro hombres a mi casa y derrumbaron la puerta, se abalanzaron sobre ella y la mataron a machetazos. Yo estaba ahí, fui testigo como le arrancaron sus brazos y sus piernas, fue doloroso, salí corriendo hacia la calle y no regrese más. Desde esa noche la calle fue mi hogar”, recordó el adolescente.

Cuando tenía nueve años buscó a la familia de su papá, pero al encontrarlos, sufrió un nuevo golpe.
“Yo soñaba con encontrar en ellos amor, con tener una familia, pero me rechazaron, así que me prometí olvidarlos. En la calle aprendí a consumir droga, me daba curiosidad ver como se resistoleaban. Las drogas llenaron el vacío que sentía”.

Hace una pausa, agacha la cabeza y confiesa: “Robé muchas veces para mantener el vicio. Con el tiempo desistí de hacerlo, pues una vez escuché a una persona preocupada porque le habían robado el dinero y no tenía para la leche de su hija, por eso conseguí botes y me dediqué a limpiar parabrisas, para tener dinero para comprar marihuana”. Hoy vive en el centro.

En la calle son cientos -las instituciones no llevan estadísticas- los niños que duermen cubiertos con cartón y que usan las drogas como anestesia para escaparse por unas horas de su dolorosa realidad.


“Todos quieren salir de ese mundo, pero lamentablemente las drogas los esclavizan y les ganan la batalla. Hemos tenido muchos niños que vienen aquí a buscar ayuda, logran un tiempo estar ‘limpios’, pero vuelven a recaer”, contó la doctora Gleda Gutiérrez, directora del proyecto Catrachos al Cambio.

Actualmente el centro tiene en rehabilitación 14 menores, de entre 13 y 14 años, pero han pasado muchos por el proceso de recuperación.

“Recibimos niños que refiere la Fiscalía y el Inhfa (Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia), y los que nosotros buscamos en la calle”.

Aseguró que la cifra de jóvenes que consumen drogas ha aumentado en los últimos años.

“Estamos perdiendo nuestra niñez. Es alarmante que niños de nueve años estén consumiendo drogas. Como sociedad tenemos que hacer algo para rescatar a estos infantes de ese bajo mundo”.
Gutiérrez explicó que la indiferencia de la gente sobre este tema es mayor cada día y hasta ha llegado a verse normal. Para ella hacen falta centros que den este tipo de asistencia a los niños de la calle.

“Los padres son los culpables, pues hay muchas irresponsabilidad y eso ha provocado que el problema vaya en crecimiento, a estos niños lo que más les falta es amor, es necesario trabajar con ellos la parte emocional”, declaró Carmen Núñez, trabajadora social. Núñez trabaja con niños que tienen problemas de drogadicción y explicó que la desintegración familiar es uno de los mayores factores que ha provocado la caída de los menores en las drogas.

Elevan atenciones

El Ministerio Vida en la colonia La Pradera, lleva muchos años rehabilitando a personas que padecen algún tipo de adicción, y según sus estadísticas en los últimos cinco años se ha elevado el número de atenciones en casi un 40%.

René Rivera, director del centro ministerial, dijo que de cada 10 personas que entran al centro tan solo una logra curarse por completo, y cada uno recae al menos tres veces.

“Por la experiencia que tengo desde hace 17 años, la población que consume se ha incrementado, esto también debido a la aparición de otras drogas y que el mercado cada vez se va ampliando. Lo triste es
que han aparecido drogas más potentes que las primeras, provocando trastornos irreversibles en las personas.

Nosotros tratamos de llenar su vida espiritual porque estamos seguros que solo Dios los puede sacar del vicio, pues humanamente es imposible”.

Los especialistas dicen que no existe un tiempo definido de recuperación pues todo depende de la gravedad de los casos.


Reveló que alguien que se droga puede llegar desde robar hasta matar a otra persona porque su mente está fuera de sí.

El sicólogo Jeremías Cerrato declaró que en la etapa de la adolescencia los muchachos son más vulnerables e intentan imitar lo que hacen otros, y por eso caen fácilmente en las drogas.

“Los niveles de enfrentamiento define mucho, ya que unos ven los problemas de una manera y otros de una forma más
vulnerable”.