03/12/2025
02:45 PM

Encerrados viven más de 100,000 sampedranos


Los vecinos invierten en colocar portones y trancas porque la Policía no les puede dar seguridad.

Ante el fracaso de las autoridades policiales y por temor de ser víctimas de la delincuencia, solo en San Pedro Sula 102,606 ciudadanos se han encerrado en sus barrios, colonias y residenciales.

Un equipo de Diario La Prensa recorrió dos días la ciudad y encontró que 114 zonas están
instalación de los portones o trancas
y los salarios de los guardias.

Las causas son las mismas. En todas estas colonias, desde Villa Mackay y El Limonar hasta la Perfecto Vásquez y dos etapas de la Satélite, los vecinos buscan proteger sus vidas y bienes.

Se sienten seguros

José Alvarado, presidente del patronato de la colonia Juan Ramón Molina, recordó que decidieron cerrar, pero por etapas. “Cuando empezamos a cerrar hubo problemas porque un vecino se oponía a que construyéramos el cerco alrededor del campo”. Alvarado indicó que los vecinos se sienten más tranquilos encerrados. “Los niños pueden jugar en las calles en el día y en la noche”. Las 394 familias que conforman la colonia pagan 200 lempiras cada una por el servicio de vigilancia.

“Hay cuatro guardias: dos en la entrada principal y dos que hacen recorridos en las bicicletas”.

Hace años vivir dentro de una colonia con circuito cerrado parecía imposible de alcanzar para las personas de clase media y clase baja. Por los limitados recursos económicos, era un privilegio que no todos podían darse. Ahora, colonias populosas, con esfuerzo y muchas veces careciendo de un guardia que manipule los portones o trancas, han decido poner “un hasta aquí” a la delincuencia.

Sandoval, Ciudad Nueva, sector Satélite, Guadalupe, Ideal, Modelo, San Carlos de Sula, San José de Sula, San Roberto de Sula, La Sabana, Las Flores, Las Brisas y Felipe Zelaya son ejemplo de las deficiencias en el sistema de seguridad del país, es decir de la ineficacia de la Policía para proteger a los ciudadanos.

“Tenemos que hacer un esfuerzo porque no podemos estar solo esperando que nos vengan a asaltar. Muchas veces no tengo cómo pagar, pero busco la manera”, dijo Sulema Benítez, de la colonia Ideal. Ella paga 300 lempiras mensuales, ya que entre todos los habitantes aportan para el salario de los guardias. En la colonia Sandoval, el pago es de 200 lempiras por familia.

Libre locomoción

El objetivo principal de colocar trancas y portones es no ser víctimas de la violencia; sin embargo, hay vecinos que se quejan de esta “medida arbitraria” que atenta contra la libre locomoción de los ciudadanos.

En El Roble hay portones en cinco avenidas, situación que disgusta a Judith Vallecillo. “Hace como un año empezaron a cerrar sin importarles que algunas personas no estamos de acuerdo porque en una emergencia uno quiere salir y no puede”.

Saúl Romero, superintendente de Transporte y Vialidad de la Alcaldía, dijo que como autoridades municipales no pueden permitir el cierre de rutas alternas con portones. “Si lo hacen, debe haber guardias permanentes”.

Romero dijo que entiende la desesperación de los moradores por blindarse de los malhechores, pero explicó que para esto es necesario que todos los habitantes estén de acuerdo en encerrar sus zonas.

A su oficina llegan al menos cinco solicitudes diarias de patronatos que desean sumarse a esta iniciativa, pero por falta de guardias o discordancias entre vecinos esta acción es denegada.

Las discordias

María Pineda, miembro del comité de la colonia Felipe Zelaya, asegura que todos están de acuerdo con cerrar las calles con portones y láminas.

Ya han cerrado más de cuatro avenidas y pretenden continuar hasta que no quede ninguna al descubierto. Con la aportación de 500 lempiras, el proyecto podría estar terminado en menos de dos meses. Sin embargo, el superintendente municipal asegura que, si no contratan guardias, se verá obligado a mandar que retiren los portones y las láminas.

En la colonia Altamira fueron retirados dos de los cuatro portones instalados en la 24 calle y 16 avenida por cuadrillas de la Municipalidad y miembros del Ejército, pese al descontento de los vecinos.

“No sé por qué se han ensañado con esta colonia si hay otras que tienen portones. Los vecinos de la Altamira estamos de acuerdo. Son los de la Altiplano que se oponen”, aseveró Elena Canales.

Residenciales

En San Pedro Sula están en boga las residenciales con circuito cerrado. Las lotificadoras o promotores de vivienda ofrecen las casas dentro de enormes paredes de cemento.

Carlos Alvarado, director de Urbanismo Municipal, informó que cada tres meses reciben la solicitud de dos residenciales que se construirán con circuito cerrado. El proceso de aprobación tarda de seis a ocho meses.

Alvarado manifestó que el requisito principal para aceptar que la residencial se construya de esa forma es que el muro no interfiera con una calle que sirva de acceso en el futuro, como las residenciales La Arboleda y Altamizales, ubicadas en el sector noroeste, aprobadas recientemente por cumplir este requisito.

Las cifras

El comisario Osvaldo Arita, quien tiene a su mando el sector noroeste, indicó que no se puede asegurar que los portones hayan bajado los índices delictivos y que es necesario hacer un análisis para obtener estadísticas reales. “Si tapar el paso estuviera dando resultados, creo que valdría la pena que todas las colonias lo hicieran”.

Arita negó que se esté optando por esta medida por la ineficiencia de la Policía Nacional. “Andamos en la calle con buena actitud y, si a veces no se alcanzan a cubrir diferentes sectores, es porque es grande la ciudad y los recursos son pocos”.

El inspector Darío Flores, encargado del distrito que comprende el sector Satélite, opina que en algunos casos los precursores del cierre son personas que temen un atentado personal, el cual se desprende de algún hecho delictivo. “Si se hace con buena fe, evita el fácil acceso del delincuente”.

Flores no proporcionó cifras para conocer si hay o no disminución de la violencia en esa zona desde la instalación de portones y trancas porque, asegura, “apenas acabo de llegar a esa jefatura”.

Para verificar si los actos delictivos han bajado con el uso de portones en San Pedro Sula, se solicitó el informe al Centro de Estudios y Análisis de la Violencia de la Municipalidad; sin embargo, su director Jesús Santos dijo que para esto era necesaria la autorización de las autoridades policiales.

Se pidieron, pero estos también se negaron a proporcionar las estadísticas.

Reglamento

Jardines del Valle fue la primera colonia que colocó trancas. A raíz de una fuerte tormenta, en cierto sector de la colonia colocaron un tubo como barrera. Se trataba de evitar el tránsito de carros que podrían dañar una de las calles que amenazaba con ceder y causar un enorme agujero. Con el paso del tiempo, los vecinos notaron que la delincuencia había disminuido por la medida y cambiaron el tubo por una tranca. Luego de eso, más de 18 patronatos de colonias sampedranas recurrieron a esas medidas.

Ricardo Figueroa, jefe de la Unidad Técnica del Transporte Urbano, afirmó que en dos ocasiones han mandado un reglamento para el uso de los portones y trancas con el fin de que sea revisado y aprobado por la Corporación.