11/12/2025
12:20 AM

'A las muchachas no les gustan los gorditos”

Aldo Barrieri padece obesidad desde que tiene 20 años y ahora en su madurez se esfuerza por bajar las libras de más.


“¡Hey, gordo! Estás comiendo menos, ¿verdad?”. Esta frase sarcástica seguida por una risa malintencionada se ha convertido en el saludo rutinario de algunas personas que conocen a Aldo Barrieri, de 46 años de edad, que ha padecido sobrepeso casi toda su vida y hace hoy un esfuerzo por perder las libras de más y así recuperar la salud.


Barrieri ha bajado más de 87 libras de las 430 que pesaba. La obesidad no le permitía respirar bien ni dormir. Su situación llegó a ser tan grave que necesitaba ayuda para hacer cosas cotidianas como bañarse o levantarse de una silla.

“Les pedía a mis amigos que me ayudaran a ponerme de pie, ya que por el peso de mi cuerpo me era imposible hacerlo solo”, contó.

Cada dos minutos hace una pausa, traga aire y continúa la conversación.

“Ahora estoy bien. Antes me quedaba ahogado cuando hablaba. Pesaba demasiado y los doctores me dijeron que podía darme un paro respiratorio si no bajaba de peso”, dijo el hombre de estatura baja y tez trigueña.

Todos los días, puntual a las seis de la mañana, Barrieri sale a caminar varias cuadras con el fin de ejercitarse, regresa a su casa, se baña, se cambia y desayuna con frutas. Una vez listo comienza su faena del día en el taller en barrio Las Flores, 16 calle, 2 y 3 avenidas, del que es dueño.

“Mi pasión siempre ha sido la mecánica, por eso me frustraba no poder hacer algunas cosas como revisar los frenos de un vehículo. No lograba entrar debajo de los carros y esa fue una de mis motivaciones para ponerme en control y rebajar”.

El problema que el tenaz mecánico tiene empezó a los 20 años, cuando casi sin darse cuenta su peso comenzó a subir hasta llegar a 300 libras.

Comentó que hace dos años tuvo un accidente vial, en el que se fracturó la pelvis y el hombro izquierdo. Los sueros que le pusieron para superar esa crisis le hicieron ganar más peso.
“Después de la operación ya no podía ni sentarme ni agacharme. Mi familia insistía en que debía bajar”.

Cuando el reloj marca las 12 del mediodía deja sus fierros a un lado y hace una pausa corta de 10 minutos para comer alguna ensalada. Su fuerza de voluntad y su determinación han hecho posible que su dieta esté dando resultados notorios.

Su rostro se iluminó por un momento y entre risas pícaras confesó que uno de sus estímulos para bajar de peso son las mujeres. “Hay tantas muchachas bonitas por ahí que no se fijarían en un gordito”.

Barrieri cuenta que la vida de un “gordito” es cada vez más complicada: “Algunos taxistas no paran cuando ven que estoy pasado de peso. Uno les hace parada y ellos hacen los que no ven y cuando se detienen quieren cobrar de más”.

En su oficio es como un doctor: hace el diagnóstico de un vehículo con solo escuchar sus fallas. “Solo con escuchar el ruido del motor ya sé lo que tienen los carros. Aprendí el oficio cuando tenía 14 años. Un tío me enseñó y eso es lo que me ha dado de comer”.

Por insólito que parezca, la obesidad es cada vez más común, pero sigue siendo motivo de burlas, según Levive Romero, nutricionista del Instituto Hondureño de Seguridad Social. San Pedro Sula es una de las ciudades donde hay más personas obesas.

Esto se debe a los malos hábitos alimenticios y al consumo excesivo de gaseosas causado por el clima tropical.

Barrieri se ha convertido en un ejemplo de vida y espera pronto llegar a su meta de pesar 200 libras, “todo se puede lograr cuando se tiene voluntad. Uno se pone los límites”, afirma.

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