Reunirse en familia para partir la rosca es el evento culminante de la serie de festividades que comienzan en diciembre. Y, aunque se podría pensar que esta es una costumbre muy mexicana, realmente su origen se remonta a otras partes del mundo y ahora es muy popular en varios países de Latinoamérica.
Dicha tradición nació en Francia durante la Edad Media, donde comenzó a hacerse un pan dulce adornado con frutas cristalizadas. En la actualidad, en esas latitudes festejan este día con un pan llamado Galette des Rois, o Torta de Reyes, que es plano y hecho de hojaldre.
La rosca que se come en nuestro país se asemeja más al Roscón de Reyes de los españoles, lo cual tiene lógica, pues esta celebración se heredó durante la Conquista.
Y en nuestra variante también cada componente tiene un significado especial. Se adorna con coloridos frutos secos, porque estos simulan las joyas incrustadas en las coronas de los Tres Reyes Magos y su forma ovoide representa el cielo.
Receta para prepararla en casa
Ingredientes para la rosca
250 gramos de harina
12 gramos de levadura fresca
2 gramos de sal
50 gramos de azúcar
60 mililitros de leche
5 gramos de ralladura de limón
80 gramos de huevo
100 gramos de mantequilla
Ingredientes para la tapa de azúcar
50 gramos de manteca vegetal
50 gramos de azúcar
50 gramos de harina
10 gramos de huevo
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Agregar la levadura a la harina, añadir poco a poco el azúcar, la sal, la ralladura de limón, el huevo y la leche. Mezclar todos los ingredientes. Amasar y agregar un poco de mantequilla a la mezcla cada dos minutos, hasta obtener una masa lisa y suave.
Colocar la masa en un recipiente metálico, taparla con papel de plástico transparente y colocar en un lugar cálido. Cuando su volumen haya aumentado ligeramente enrollar y unir las dos puntas para formar la Rosca. Barnizar con huevo y colocar sobre una charola engrasada. Decorar con los frutos secos y la pasta de azúcar, que se elabora mezclando manteca, harina, huevo y azúcar.
Vuelva a dejar fermentar la masa; el tiempo dependerá de la temperatura de su cocina o del lugar donde estés cocinando.
Precalentar el horno a una temperatura de entre 170 y 180 grados centígrados e introducir la rosca. Hornearla durante unos 20 minutos, hasta que se vea que su aspecto está lo suficientemente dorado. Para comprobar si la masa ya está cocida, introducir en ella un palito de madera; si sale limpio, sin restos de masa, ya se ha cocinado por completo.