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La crisis siempre plantea una oportunidad de cambio

  • 29 diciembre 2020 /

El 2020 es un año que nos ha enfrentado con nuestras fortalezas y debilidades, y es en momentos disruptivos como este cuando sale a flote toda nuestra capacidad de resiliencia.

Tegucigalpa, Honduras

Disrupción y resiliencia, dos palabras claves en tiempos de pandemia.
Frente un acontecimiento abrupto que nos dejó totalmente desprovistos de nuestra normalidad, la capacidad de adaptación es vital para sobrevivir.

Ante la pérdida física y material, el ser humano ha tenido que transformar su mentalidad, y si no lo ha hecho ahora, entonces ¿cuándo?

Muchos dicen que la humanidad será igual después del covid-19, pero la generalidad no aplica, porque también muchos se han asido de sus fortalezas para salir avante, el cambio y la adaptación al cambio han dejado huella.

Un replanteamiento de la vida

Dice el coach de vida, Ronerd Zaldaña, que la forma en que percibimos la crisis dependerá de la mentalidad de cada quien, porque mientras unos se lamentan, otros ven oportunidades, “mientras unos lloran, otros venden pañuelos”, expresa.

Es así que el que creyó que nunca iba a ser emprendedor, se hizo emprendedor al quedarse sin empleo, y el emprendedor que creyó que nunca podría superar una crisis, ahora se ve explotando toda su creatividad para seguir en pie.

Y solo hay que ver atrás, esta no es la primera crisis ni sanitaria ni económica que vive la humanidad, antes ha habido muchas, y si el humano no tuviera la capacidad para superarlas, simplemente ya no existiría.

La vida acelerada, el intenso tráfico, el trabajo en la oficina, las reuniones sociales, han dado paso a la oportunidad de estar en familia, de ver crecer a sus hijos, de educarlos, de dedicarle un tiempo que en tiempos de normalidad no tenía.

Es este el momento de disfrutar a la familia, de aprovechar las ventajas de la tecnología para trabajar, de dejar de lado el materialismo para invertir su dinero en lo realmente esencial.

Es este un tiempo de crisis con oportunidad para crecer, de descubrir sus fortalezas y debilidades, y trabajar en ambas para ser una mejor persona, un mejor ciudadano del mundo.

“Por primera vez en la historia de la humanidad, toda la población mundial se siente involucrada en una misma acción: salvarnos. Y también por primera vez asumimos nuestra responsabilidad humana en esta lucha desigual contra un enemigo fantasma. Hemos de demostrar nuestra capacidad de resiliencia al tiempo que exigimos un cambio real en la forma en que nos gestionamos a nivel planetario”, dice Zaldaña.