El joven bombero Geovanny Núñez se ató varias cuerdas al cuerpo, hizo nudos, colocó arneses y ubicó un par de cuerdas de seguridad. Su meta era bajar por una de las bases del enorme puente Bayley que comunica a este municipio con la cabecera santabarbarense.
La tarea del bombero era un poco inusual. Pintaba tres franjas que emulaban un semáforo: la primera verde, la segunda amarilla y la tercera roja.
Cada una tiene dimensiones precisas para alertar sobre las avenidas de caudal que bajen del río Ulúa hacia varias comunidades. El rojo será un nivel catastrófico para el valle de Sula cuando la medición se haga en Santa Rita, de momento, la primera comunidad aguas arriba que enviará alertas contundentes cuando el río crezca de forma súbita y peligrosa.
Además de la escala de Santa Rita, también ya se han pintado en la comunidad de Inguaya, lugar donde también se instalaron hace unos meses otros sistemas de alerta, como una potente sirena para poner en aviso a la comunidad, así como en una de las bases del enorme puente entre Ilama y Colinas.
Gustavo Reyes , quien representa a la Agencia de Desarrollo de la Iglesia Católica Irlandesa (Trocairse) de la Unión Europea, expuso cómo surgió el proyecto de alerta temprana llamado “Preparémonos”. “Surge a través de un proyecto binacional que se está trabajando en Guatemala y Honduras. Trocaire es el financiador por parte de la Unión Europea para la Comisión de Acción Social Menonita (Casm), que es la oenegé que ejecuta en coordinación con la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco)”, describió.
En concreto, se llama “Preparémonos” porque busca fortalecer las capacidades de respuesta de las municipalidades de Santa Bárbara. Eso incluye equipar con tecnología de punta a las comunidades para hacer pronósticos meteorológicos y de alerta. Por esa razón, trabajan de manera mancomunada con el Sistema de Alerta Temprana de Copeco para pintar las escalas, labor que se hace con el Cuerpo de Bomberos, Centro de Estudios para el Valle de Sula.
Así funcionan. Las escalas que señalarán la altura o caudal que tiene el río Ulúa se ubican en varios tramos del departamento. En Santa Rita representa la parte media de la cuenca. Desde Chinda, donde hay una subestación telemétrica, hacia el valle de Sula, la lámina de inundación tarda tres horas en llegar.
Con los nuevos niveles de alerta que se están colocando, para el caso, en Santa Rita, se ampliará la cobertura de alertamiento para el valle de Sula a 10 horas. De ese puente donde se pintó la escala el jueves hasta Chinda hay 56 kilómetros de recorrido de la cuenca, entonces, se amplía el margen para avisar a seis o siete horas antes.
La idea es seguir colocando sistemas de vigilancia aguas más arriba. Antes de Eta y Iota, Santa Bárbara contaba con un sistema completo para alertar que daba un margen de aviso de 24 horas de anticipación. Ahora, van paso a paso rehabilitándolo y mejorándolo.
Pero el sistema no solo es de utilidad para el valle de Sula. Cuando en Santa Rita el río llegue a cuatro metros, o sea al tope de la marca amarilla, los ríos secundarios, como el Cececapa en la cabecera, ya no entran al Ulúa, por lo que hacen reflujo e inundan sus zonas. Eso sucedió en Eta y Iota, incluso el Ulúa se metió a través del Cececapa, explicó Reyes.
Además de las escalas, el programa “Preparémonos” incluye otros sistemas como la instalación de alarmas en sitios puntuales, como Inguaya, San José de Oriente, Lomas del Águila, Gualala, Ilama y Santa Rita, así como estaciones meteorológicas, pluviómetros, estaciones de nivel que miden con microondas la lámina de agua. “Los sistemas de alerta no evitan inundaciones. Alertan, es lo único que hacen, salvan vidas”, expuso.
Señaló que si bien la inversión que se hace ronda los 100,000 dólares, a ello se le suma el aporte técnico de Copeco y el Centro de Estudios del Valle de Sula, que hace que el monto se vuelva incalculable, por lo que representa en cuanto a combinación de conocimientos y colaboración entre todos los actores involucrados.
Uniendo esfuerzos
Estanlin Peña, subcomisionado de Copeco en Santa Bárbara, expuso que se mantendrán vigilando los ríos de ese departamento, ya que al tributar todos al Ulúa elevan su caudal. Pide a la población estar atenta a los boletines que emite Copeco e insta a buscar información precisa en medios o canales oficiales para evitar engaños, especialmente en redes sociales. “Aunque haya sol, eso nos preocupa, porque la lluvia que cayó vuelve a ascender en forma de evaporación y provoca nubes de tormenta que luego caen de forma intensa por las tardes”, expone.
Óscar Bautista, alcalde de Santa Rita, Santa Bárbara, se mostró entusiasmado por ser parte del sistema de vigilancia del Ulúa.Santa Rita es un municipio pequeño, con unos 3,500 pobladores que se dedican al café, la agricultura y el ganado. Durante Eta y Iota no sufrieron mayores daños porque está en una zona elevada. Gracias a que tienen un enorme puente Bayley llegan a la cabecera en 25 minutos, sin ese puente tardaban hora y media.