Honduras
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Durante las elecciones primarias celebradas el 9 de marzo de 2025 en Honduras, un número significativo de votantes optó por dejar sus papeletas en blanco o nulas, reflejando un descontento generalizado con las opciones electorales.
Según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), se registraron 79,828 votos nulos y 117,870 votos en blanco, cifras que superan las de elecciones anteriores.
Durante las elecciones primarias de marzo de 2021, el Partido Liberal, con un 62.36% de actas procesadas, tenía 25,747 votos nulos y 39,648 quedaron en blanco; el Partido Nacional, con el 69.87% actas procesadas, tenía 60,683 votos nulos y 73,203 votos en blanco; y en Libre, con el 54.02% actas procesadas, reportaba 25,747 votos nulos y 39,648 en blanco.
1,385,146
votos fueron consignados como válidos, de 15,369 actas divulgadas. Un total de 1,385,146 votos se registraron hasta la noche del domingo a nivel general. Si bien el voto nulo y en blanco no incide directamente en los resultados, su crecimiento denota el hastazgo de la ciudadanía.
Este fenómeno podría interpretarse como una protesta silenciosa contra el sistema político, una falta de confianza o descontento en los candidatos disponibles.
Jóvenes, adultos y ancianos acudieron a las urnas y repasaron los nombres de los precandidatos a presidente, alcaldes y diputados, varios de ellos con largas trayectorias políticas y salpicadas por escándalos de corrupción, que no los representaban. Por ello, antes de doblar la papeleta y depositarla en la urna, optaron por una decisión similar: anular su voto o dejarla en blanco.
De acuerdo con los números brindados por el CNE, un total de 5,879,639 hondureños estaban habilitados para votar durante las elecciones primarias.
Cada uno de los tres partidos en contienda (Partido Liberal, Partido Nacional y Libre) tenía un total de 8,286 actas a procesar, y en una actualización de divulgación de resultados hasta la noche del domingo pasado, el porcentaje de procesadas varió.
Los votos nulos sumaron un total de 79,828, distribuidos entre el Partido Liberal (18.2%), el Partido Nacional (34.1%) y el Partido Libre (47.6%).
Mientras tanto, el total de votos en blanco fue de 117,870. De estos, el Partido Liberal reportó un 20.1%, el Partido Nacional un 21.9% y el Partido Libre un 58.0%.
Comparando las cifras anteriores se pudo identificar que los votos en blanco superaron en número a los nulos, este patrón denotó que un sector importante de los votantes en el país decidió dejar la papeleta en blanco en lugar de marcar incorrectamente o anular su voto.
Dado que los comportamientos de votantes son diversos y no se puede determinar con certeza sus motivaciones, con los datos se dedujo que una gran parte del electorado decidó no respaldar a ningún candidato mediante el voto en blanco o, en algunos casos, incurrió en errores al marcar su papeleta, resultando en votos nulos.
Este comportamiento suele deberse al descontento con las opciones electorales, especialmente en el Partido Libre, actualmente en el poder, que registró la mayor cantidad de votos en blanco y nulos.
Además, podría atribuirse a la falta de información, la confusión al marcar las papeletas o incluso al desacuerdo electoral y las dinámicas internas de los partidos políticos.
Para entender mejor las causas detrás de estos votos y determinar si se trata de una tendencia creciente de desafección política o simplemente errores en el proceso de votación, Omar García, experto en gobernanza, comentó que lo que está ocurriendo no es casualidad.
“Miramos una situación donde la democracia entra en una nueva etapa, hay quienes han establecido su posición política en los partidos, y para mí no es raro”, apuntó.
García señaló un factor clave detrás de esta tendencia: el descontento social. “Hay un aumento de pobreza, entonces, hay un desencanto. Imagínese a una persona que ha esperado siete horas bajo sol, que ha soportado maltrato en el centro de votación... y cuando finalmente llega a la urna, decide depositar su voto en blanco o escribir ‘Yo anulo’, ‘Yo te puse’ o ‘Yo te quito’ en la papeleta”, ejemplificó el analista.
En opinión de García, el votante está evolucionando: “Cuando alguien vota en blanco o anula su voto está adoptando una posición política, es un mensaje dirigido a dueños de los partidos: ´No nos gustan sus propuestas´”.
García aclaró que este fenómeno no debe confundirse con el abstencionismo. “Antes, la gente se quedaba en casa, ahora el abstencionismo se transformó en asistencia a las urnas, pero con mensaje de protesta. Las autoridades serían ingenuas si no analizan esto con seriedad”, dijo.
En cualquier país democrático, un voto en blanco o nulo es una forma de expresión política, es la manera más poderosa que tiene el ciudadano de decir lo que piensa sin necesidad de elegir entre opciones que no lo representan.
Los votos en blanco y nulos se perfilan como un termómetro del desencanto ciudadano, un mensaje que los partidos no pueden darse el lujo de ignorar.
Lo que está ocurriendo es que la gente está encontrando una nueva forma de votar y gritar, de manera pacífica, que no está de acuerdo con ellos. El resto, aquellos que no participaron, esperan las generales, ya sea porque están frustrados o porque aún no están lo suficientemente descontentos.
En consonancia con esta visión, el analista y empresario Adolfo Facussé, considera que el panorama electoral es incierto: “Esto es una adivinanza porque el voto es secreto, pero hay algo que sí se conoce con certeza: Los familiarizados con el partido de gobierno, muchos de ellos, lo hacen porque si no votan son reprimidos de alguna manera o incluso despedidos”.
Facussé explicó que, en señal de protesta, muchos acuden a centros de votación y aparentan que votan, pero en realidad depositan su papeleta en blanco. A pesar de todo, el analista mantiene la esperanza que en las elecciones generales haya mejoras.
“Partiendo de lo que pasó, espero que mejoremos en las generales, todo el mundo nos mira, hay muchos observadores imparciales y hay mecanismos para evitar duplicaciones”, añadió.
Desde una concepción psicosocial y política, Augusto Aguilar, exmagistrado del antes llamado Tribunal Superior Electoral, interpretó que el voto en blanco y nulo revela el sentir de la gente ante el panorama político actual.
“El voto blanco es aquel que está en su partido, que no quiere desviarse de su línea, pero que no está satisfecho con los candidatos. El voto nulo tiene un alcance mayor, es aquel que está molesto, resentido, inconforme, ya sea con el partido, la administración o los candidatos, es una forma de protestar, de rebelarse y castigar a los políticos que no les parecen”, sostuvo.
Lo cierto es que en estos votos hay personas de todos los niveles poblacionales, y en comparación con otras elecciones, el número de votos blancos y nulos ha sido más alto ahora. “Siempre han existido estos tipos de votos, algunos por equivocación, sobre todo los nulos”, comentó al respecto, Aguilar.
Para los partidos políticos, interpretar esta tendencia es un reto, pues en la política es difícil predecir lo que va a suceder.