Santa Lucía y su encanto de noche para “calentar motores” previo al Feriado Morazánico

Santa Lucía es una bocanada de aire fresco, un relajante visual, un energizante natural. De día sus vistas tienen gracia, de noche se llenan de magia, luz y color. Arropados por una brisa fresca que invita a no parar, el pueblo no se cansa de dar buenas impresiones a los que lo visitan por primera vez.

También sigue reenamorando, como novio flechado, a aquellos que cada fin de semana llegan ahí a deshacerse del estrés y a gozar de la magia y el buen ambiente a la luz de la luna y de sus múltiples y llamativas lámparas de colores.

Para estas fechas ya es preciso llevar un abrigo de refuerzo por si el termómetro baja más allá de los 23 grados habituales en este inicio de la temporada lluviosa. Pero si no lleva uno, hay negocios hasta de venta de abrigos para aquellos que creyeron poder soportar.

Este pequeño municipio de Francisco Morazán con código 0823, desde de donde se aprecia con imponencia la ciudad capital, tiene 203 años de ser municipio. Fundado el 12 de noviembre de 1820, su nombre original era “Surcagua”, que significa “lugar de ranas”.

Es uno de los pueblos más antiguos del país, habitado desde antes de la llegada de los españoles. Con una altitud de 1,653 metros sobre el nivel del mar, ofrece un clima templado subhúmedo. Su población es de aproximadamente 16,084 habitantes. Su economía se basa principalmente en el turismo y la agricultura.

El turismo es un sector clave debido a su atractivo histórico y natural, con visitantes que disfrutan de sus calles empedradas, arquitectura colonial y vistas panorámicas además de su laguna llena de tortugas. Además, la agricultura sigue siendo importante, con cultivos como café, maíz y frijoles.

Cada enero, del 20 al 29 celebra su feria cultural en honor al Cristo Señor de las Mercedes, no obstante, cada noche, particularmente las de los viernes y sábados, sus calles cobran vida. En el parque una banda pone el ambiente y en cada bar y restaurante los grupos de amigos y familias rompen cualquier atisbo de monotonía con sus pláticas y carcajadas.

El casco histórico por sí mismo está lleno de lugares para tomarse un buen café, con panaderías artesanales y restaurantes para comer lo mejor de la cocina hondureña e internacional. Algo para calentar como el famoso calambre del bar Tito Aguacate móvil le reinicia el día a cualquiera.

La Tetería Surcagua un espacio acogedor y único en su estilo. La Tetería Surcagua está ubicada frente a la Iglesia Cristo Señor de las Mercedes. Su frase “La casa del moro, nada por fuera y por dentro un tesoro” intriga y cautiva.

En Santa Lucía cada poblador, cada vivienda y cada negocio se volvió un promotor cultural. Explorar mientras se camina por las calles empedradas, es algo inherente al momento que llega de forma inesperada con vistas panorámicas a medida se recorre el pueblo.

Los miradores, que se alzan como centinelas de la naturaleza, ofrecen vistas que parecen sacadas de un sueño, y cada paso por sus senderos es una invitación a perderse en la magia de este rincón de frescura eterna. Aquí, el visitante no solo respira aire nuevo, sino que se sumerge en una experiencia que desafía el tiempo y la memoria, dejando una huella imborrable en el alma.

Pasear por sus calles empedradas es como viajar en el tiempo, con casas de adobe y techos de teja. Frente a la Iglesia Cristo Señor de las Mercedes otro mirador da realce a la vista propia de Santa Lucía. La Iglesia Cristo Señor de las Mercedes es colonial y data del siglo XVIII, famosa por su arquitectura y su historia.