19/04/2024
08:23 PM

Desempleo obliga a universitarios a dejar las ciudades y a emprender

Escasa demanda y bajos salarios afectan a los profesionales universitarios. Desempeñan trabajos que no están relacionados con su formación.

    SAN PEDRO SULA.

    Miguel Medina Pineda, médico y cirujano, se cansó de buscar el trabajo deseado en San Pedro Sula y se hastió de las ofertas salariales injustas y jornadas arbitrarias que algunas empresas le proponían.

    Un día (hace tres años) se sacudió de todos esos factores externos negativos y tomó la decisión radical de renunciar a la comodidad que le daba la urbe (el cine, restaurantes, etcétera) para trasladarse a vivir a San Fernando, el municipio más pobre de Ocotepeque.

    Estudié en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras... Después de graduarme me quedé a esperar las oportunidades laborales que como profesional universitario deseaba, pero no llegaron. Yo dije: yo no voy a regalar mi trabajo y no voy a trabajar de una forma que no sea digna. Entonces regresé al lugar adonde estuve haciendo mi servicio médico social”, relató.

    Egresó de la Escuela de Medicina de la Unah en 2017 y al comenzar a explorar el mundo laboral de San Pedro Sula tropezó con obstáculos en centros médicos públicos y también privados.

    En el sector privado, por ejemplo, “hay establecimientos que no pagan lo que dice el Estatuto Médico. Según el Estatuto, nosotros tenemos que ganar (un médico general) unos L27,000, pero a muchos les pagan entre L10,000 y L12,000, o solo les pagan por ir a turnar”, explicó.

    La vida es la mejor universidad que tenemos y nos enseña que debemos reinventarnos si no encontramos un trabajo.

    José H. Rivera, abogado y emprendedor
    Mientras “ el sistema público de salud, lastimosamente, está politizado. Las personas que tienen las ventajas son aquellas que participan en política. Cuando estudiaba conocí a algunos que sin estar graduados ya tenían plaza segura”, dijo.

    Se casó con su novia, Kimberly Fajardo (psicóloga), luego se endeudaron y abrieron la primera clínica médica y psicológica en el barrio el Centro de San Fernando, fronterizo con Guatemala.

    Hemos adquirido compromisos, préstamos personales. Corrimos el riesgo, pero vale la pena. Estamos lejos de la familia y de las distracciones de la ciudad: aquí no hay un sistema bancario desarrollado y hay carencias de salud. Ya gozamos de los beneficios del emprendimiento y estamos ayudando al municipio de unos siete mil habitantes que no han tenido médicos”, dijo.

    Contra todos los escenarios optimistas que se forman cuando están en las aulas, los profesionales universitarios si quieren trabajar en un hospital deben esperar mucho más tiempo que otros trabajadores.

    Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras hay 603,296 profesionales con títulos universitarios. De esa cantidad, 407,705 están ocupados.

    Los universitarios (a diferencia de quienes solamente cursaron la primaria que demoran cerca de cuatro meses) deben esperar unos seis meses para lograr una plaza formal.

    En medio de la escasa demanda de fuerza laboral, los hondureños con menos educación logran un trabajo en menos tiempo porque la estructura productiva del país está basada en actividades básicas: la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y maquila.

    Para Medina Pineda, “muchos hondureños deben cambiar de actitud y deben ver en el desempleo un motivo para comenzar a emprender” y “los médicos pueden dejar las ciudades y trabajar en las áreas rurales, adonde no hay centros de salud”.

    Profesiones. En 2025, probablemente, la población de personas con título universitario crecerá alrededor de un 20%. En este momento, solamente en la Unah estudian 93,718 (presencial y a distancia).

    La Tasa de Desempleo Abierto (TDA) para los profesionales con educación superior es de 8.6%, superior en 3% al porcentaje general de todo el país (5.7%), de acuerdo con cifras del INE.

    Datos
    603 Mil hondureños con educación superior en edad de trabajar.
    407Mil profesionales universitarios con un trabajo formal.
    Además de médicos, el desempleo presiona a los ingenieros, administradores de empresas y abogados que residente en las principales ciudades (Tegucigalpa y San Pedro Sula), adonde, últimamente, están estudiando más carreras relacionadas con las ciencias económicas.

    José H. Rivera, quien es abogado, renunció hace unos cinco años a la búsqueda de empleo asalariado como asesor, apoderado, jefe de recursos humanos, y ahora es dueño de su propia empresa que inició con $1,000 que le prestó un pariente.

    Cuando terminé de estudiar Derecho, todos los lunes compraba el periódico y enviaba mi currículo a todos los correos electrónicos que aparecían en la sección de empleos. Un día envié más de cien correos y no obtuve una respuesta. Pagué y me inscribí en agencias de colocación y tampoco logré un trabajo. La última hoja de vida la mandé a Manpower y solo me dijeron gracias”, recordó. “Una vez fui a una entrevista. El tipo que me entrevistó no me hizo ni una pregunta, solo me dijo: espere nuestra respuesta. Me sentí utilizado. Pensé que lo hicieron para validar el proceso dentro de la empresa y que ellos ya tenían a la persona escogida. Me hicieron gastar tiempo y dinero”.

    Además de Derecho, se matriculó en una maestría en Administración de Empresas, realizó cursos en la escuela de formación diplomática en Tegucigalpa, y participó en seminarios, pero “de nada sirvió”.

    Yo quería conseguir un trabajo asalariado porque como abogado, siendo joven, no ganaba mucho y no siempre me salían trabajos. Hubo un momento que caí en depresión, pero no me di por vencido”, dijo.

    Hace tres años, con el préstamo de los $1,000, comenzó su propio negocio de distribución de productos aprovechando que un cuñado le traspasó la marca NatuRico.

    “Yo comencé sin empleados. Yo hacía todo. Al principio solo distribuía productos, ahora también produzco bebidas. Aprendí cómo funciona un negocio gracias a la oportunidad que me dio un diputado cuando estuve estudiando en Tegucigalpa. Él me dio la oportunidad de trabajar en una de sus empresas”, dijo.

    Rivera ahora es dueño de su empresa y genera una decena de empleos. Ha entrevistado en tres años a 950 personas, entre ellas estudiantes universitarios.

    En cambio, Diana Posadas, con título universitario en Gerencia de Negocios, el destino la llevó a un centro educativo para que enseñara algo que ella jamás pensó.

    Estudié bachillerato en Administración de Empresas y en la universidad terminé Gerencia de Negocios. Para costearme la universidad trabajé en un aparthotel y en una operadora de turismo (...). Lastimosamente la operadora de turismo quebró y no había terminado la universidad. En eso me surgió la oportunidad de dar clases de religión en la escuela adonde estoy trabajando”, recordó. A los dos años de trabajar en la escuela, Posadas concluyó la carrera y comenzó a buscar trabajo y se dio cuenta que “era más complicado” de lo que pensaba. “El salario que me ofrecían era inferior a lo que ganaba en la escuela. Sopesé y me quedé en la escuela (...). Me empezó a gustar lo que hacía y estudié Educación Básica Bilingüe. Ahora tengo la bendición de hablar de Dios todos los días”, dijo.