En mi artículo precedente hice un bosquejo del líder francés Francois Mitterrand, que se caracterizó por su sencillez, y por no haber estado vinculado jamás a ningún caso de corrupción. Ahora he querido hacer otro bosquejo biográfico de otro gran presidente, don Mario Soares, ex mandatario de Portugal. Tuve el honor de estrechar su mano en el Palacio de Belem de la capital portuguesa en 1993. A la llegada a la sede de la Presidencia portuguesa me esperaba Soares con una docena de funcionarios, entre los cuales se encontraba el Ministro de la Cooperación y otros. La plática muy interesante se desarrolló en 'portuñol', tratamos los temas de estilo para esta clase de reuniones; quedé impresionado por la sencillez, simpatía y buen humor del presidente Soares, nada parecido a la realidad hondureña.
Don Mario Soares fue para los portugueses un símbolo que dejó tras de sí 50 años de combates políticos y dos mandatos presidenciales. Don Mario tenía algunas aficiones que lo asemejan con el fallecido ex mandatario Mitterrand: ambos pertenecieron al partido socialista, tenían un gusto extraordinario por la literatura, eran grandes caminantes, Mitterrand por las calles y jardines próximos al Elíseo, y Don Mario por las calles de Lisboa, los dos eran abogados de profesión y aficionados a la buena mesa, que compartían juntos de tiempo en tiempo unidos por una amistad de muchos años.
Don Mario Soares escribió una bella página en la historia de Portugal, recuérdese que sus antecesores fueron el profesor Salazar y Marcelo Caetano, quienes por casi 50 años mantuvieron a Portugal en estado de hibernación. En esos años de dictadura, Soares llega a su país con procedencia de París el 28 de abril de 1974, siendo aclamado por una multitud delirante.
Durante sus años de lucha política iría 12 veces a la cárcel por defender sus ideas, organizando desde la clandestinidad la resistencia civil que hace que se realicen elecciones legislativas libres, comenzando así la democratización de Portugal, a tal punto que el país fuese admitido como socio de la Unión Europea. Mario Soares fue un presidente que supo escuchar, que impartía órdenes, consejos, críticas, viajaba constantemente al extranjero, y ahora fuera del Palacio de Belem, es 'un ciudadano como los otros'. En realidad, para mí es un personaje que simboliza la jovialidad mediterránea con la exuberancia de un gran país.