Nuestro Himno Nacional es bello, su letra es un poema que convoca a las más nobles acciones; su música, una sinfonía que enciende la emoción. Reescribirlo, ¿para qué? ¿Cuáles son los argumentos de fondo?
Esto de modificar el Himno no es nuevo, creo recordar algunas de las razones expuestas:
Es muy largo, aburre y cansa, hay que hacerlo cortito como el de Estados Unidos; hace años leí que sus acordes eran extraños a nuestra identidad y que lo adecuado sería darle las tonadas del xique.
Un diputado dijo que eso de 'tu bandera' no sonaba bien, que debería modificarse para que comenzara con 'mi bandera'; otro argumentó que identificar la bandera con 'un lampo de cielo por un bloque de nieve cruzado' no se adaptaba a nuestras realidades meteorológicas, que mejor debería decir que nuestra bandera era semejante a 'un lampo de cielo por un copo de nube cruzado'.
Cuando recién concluía la guerra con El Salvador en 1969, en el clímax del chauvinismo, alguien escribió que las cinco estrellas de nuestro pabellón nacional deberían desaparecer porque una de ellas representaba a la nación traidora; habría que sustituirlas por 18 para representar a los departamentos. Esta reforma de la bandera conllevaría la reforma del Himno: en vez de cantar 'y se ven en su fondo sagrado cinco estrellas de pálido azul', deberíamos entonar: 'y se ven en su fondo sagrado dieciocho estrellas de pálido azul'; alguien terció en la propuesta: las 18 no caben en la franja blanca, hay que colocar nueve estrellas blancas en la franja azul de arriba y otras tantas en la franja azul de abajo, no dijo cómo tendría que encajar esta reforma en el Himno.
Un sargento autodidacta opinó que, dado que Honduras había nacido a la independencia como república unitaria en noviembre de 1838, las cinco estrellas deberían ser sustituidas por una estrella solitaria, dejó en manos de los poetas hacer el remiendo en el Himno. Alguien respondió que la idea no estaba mala, pero que para hacer honor a los principios de unidad nacional la estrella debería ser roja.
Yendo más allá, por allí saltó uno proponiendo cambiar el nombre de la nación: la palabra honduras sugiere un hoyo y por eso estamos como estamos, argumentó.
Como se podrá notar, ha habido, hay y siempre habrá iniciativas de toda laya para modificar el Himno patrio, los símbolos e incluso el nombre del país; estos afanes, viéndolos ya sin hilaridad, no tienen pies ni cabeza, porque si hay algo que debemos cambiar, para lo cual hay que armarse de coraje, es el sistema político vigente, caduco, corrupto y empobrecedor.