El asesinato del jefe interino de la policía federal mexicana, en medio de una escalada sin precedentes de ataques de los carteles de la droga contra funcionarios de ese país, se convertirá muy pronto un tema clave en la campaña de los candidatos presidenciales de Estados Unidos para ganar el voto hispano.
Hasta ahora, tanto republicanos como demócratas han tratado de hacer el menor ruido posible acerca de la Iniciativa Mérida, respaldada por la administración Bush, que busca la aprobación legislativa de un paquete de $500 millones para ayudar a México a combatir a sus carteles de drogas. Los legisladores de ambos partidos esperaban que la ayuda se aprobara silenciosamente porque temían que un debate de alto perfil despertaría pasiones políticas a ambos lados de la frontera y terminaría aniquilando la propuesta de asistencia. Pero ahora que los ataques de las bandas de narcotraficantes han alcanzado un nivel récord en los últimos tiempos, las cosas están cambiando en Washington.
El probable candidato republicano John McCain posiblemente tratará de frenar el creciente apoyo de los hispanos al partido demócrata diciendo que una reciente contrapropuesta de la mayoría demócrata en el Congreso de reducir la Inicitiava Mérida en $190 millones implica un abandono de México en el momento en el cual el gobierno del presidente Felipe Calderón más necesita de ayuda en su lucha contra los narcotraficantes. Podría ser el arma secreta de McCain para ganar votos hispanos.
El argumento será parecido a la acusación de McCain de que los demócratas han abandonado a Colombia al resistirse a ratificar el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia. Sólo que, en el caso de México, se está jugando algo más importante en el plano electoral, ya que más del 65 por ciento de los más de 10 millones de votantes hispanos son de origen mexicano.
Cuando pregunté a la campaña de McCain qué opina el virtual candidato republicano sobre la postura demócrata respecto de la Iniciativa Mérida, recibí una respuesta contundente del encargado de política exterior de McCain, Randy Sheunemann. 'En momentos en que hay un presidente mexicano dispuesto a combatir a los narcotraficantes, resulta increíblemente irresponsable que los demócratas en el Congreso pretendan reducir los fondos de ayuda', dijo Sheunemann. 'Es tan sólo el ejemplo más reciente de la manera en que los demócratas están socavando a nuestros aliados en todo el mundo'.
La Iniciativa Mérida está destinada a ayudar a México a comprar ocho helicópteros de transporte, mejorar la información de inteligencia y reducir el masivo contrabando a México de rifles de .50 mm, granadas y otras armas estadounidenses de gran potencia. El plan no contempla la presencia de tropas estadounidenses en México.
En el Congreso, la mayoría de los demócratas dice que desea votar a favor de la ayuda a México, pero objeta lo que considera un énfasis excesivo en la ayuda militar, en detrimento de la asistencia destinada a la consolidación institucional.
El presidente del subcomité del Hemisferio Occidental del Senado, Chris Dodd, me dijo por e-mail: 'Planeamos proporcionar al gobierno mexicano asistencia financiera muy necesaria, asegurando al mismo tiempo que podamos enfrentar diversas emergencias humanitarias en todo el mundo, desde Burma hasta Darfur'.
La AFL CIO y los United Steelworkers, los principales grupos sindicales que apoyan a los demócratas en las elecciones de noviembre, pidieron que no se apruebe la Iniciativa Mérida, citando su preocupación por abusos a los derechos humanos en México.
Mi opinión: la semana pasada critiqué a McCain por haberse acercado a los halcones antiinmigración de la derecha de su partido, y por haber dado la espalda al plan integral de inmigración que había apoyado. Dije que la nueva postura de McCain sobre la inmigración es económicamente tonta, políticamente imprudente y peligrosa desde la perspectiva de la seguridad nacional.
Hoy, les toca el turno de ser criticados a los demócratas por estar cediendo ante el ala populista aislacionista del partido y dar la espalda a México. Si los demócratas, y sus candidatos presidenciales, no apoyan la lucha contra el crimen organizado en México, se merecen que muchos de los votantes mexicoamericanos que en los últimos meses se han volcado hacia el partido demócrata lo piensen dos veces antes de darle su apoyo en las elecciones de noviembre.