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Verdaderos patriotas

  • 28 septiembre 2022 /

    Luego de unas fiestas patrias no exentas de controversia, sobre todo por las características del desfile que se desarrolló en la capital el día en el que se celebra la independencia, septiembre nos ha traído, en sus últimos días, un período de fuertes aguaceros que han provocado inundaciones y deslizamientos de tierra en los cuatro puntos cardinales, lo que ha provocado cuantiosas pérdidas materiales y, más doloroso aún, de vidas humanas.

    Después de unos primeros días de celebraciones, conmemoraciones y discursos llenos de frases bonitas y declaraciones de amor por Honduras, la naturaleza nos ha obligado a pasar de las palabras a las acciones y a demostrar si de verdad nos importan aquellos que son la concreción de la patria, los hondureños de carne y hueso, los que han visto cómo la tierra se tragaba sus casas o cómo sus pertenencias eran arrastradas por las corrientes enfurecidas de las aguas.

    Se ha dicho miles de veces que las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas. De ahí que hayamos visto a políticos pidiendo que les tomen una foto mientras regalaban un pastelito coronado por la bandera de su partido, mientras muchos otros ciudadanos, silenciosamente, se han acercado a los albergues para compartir algo de comida, un poco de ropa, agua embotellada, etc., con lo que buscaban menguar la necesidad y el desconsuelo de los que perdieron todo o casi todo.

    En situaciones como esta, lo meritorio, lo verdaderamente patriótico consiste en dar con la mano derecha sin que lo sepa la izquierda, o al revés, da igual.

    Lo importante es que esos hondureños, que no son pocos, se cuentan por miles, que vieron sus sueños irse al abismo en la colonia Guillén de Tegucigalpa, o los que contemplaron, con lágrimas, cómo sus casas se inundaban y sus sembradíos y el poco ganado que tenían desaparecían bajo el agua, en zonas de El Progreso, Choloma o las orillas del río Guayape, en Olancho, sepan que no están solos, y que, más que por la acción del gobierno, que por el principio de subsidiariedad está obligado a hacerlo, reciban, como lo han hecho, las muestras de solidaridad de muchísimos compatriotas, de otros hondureños hasta ahora menos afectados.

    Los verdaderos patriotas no son los que hacen declaraciones líricas en un discurso o lloran cuando escuchan el Himno Nacional en un estadio extranjero, sino los que, en medio de las dificultades, socorren al prójimo con lo que tienen; comparten con los demás a pesar de su propia pobreza.