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12:56 AM

Una nueva historia

  • 15 abril 2022 /

    La Semana Santa no es el feriado del verano o las vacaciones para ir a la playa. Menos en esta época cuando el mundo sigue sufriendo al cumplirse dos años de pandemia, con el suficiente dolor, incertidumbre, carencias y dificultades que marcan un antes y un después. No son días para, simplemente, desconectarnos de las consecuencias de la brutal guerra entre Rusia y Ucrania que nos afecta a todos. Hoy, más que nunca, la Semana Santa debe servirnos para meditar, para creer en el ser humano, tener fe en el futuro, recuperar sentimientos, alejarnos del odio y dejar de cargar resentimientos. Son días para reflexionar sobre los valores que debemos fortalecer en lo personal, en la familia, en nuestros hijos y círculo social.

    Confiar en que siempre habrá un Sábado de Gloria, una fecha que da sentido a miles de millones de católicos; que conmueve a creyentes, pero también a los no creyentes porque da esperanzas y todos tenemos esa necesidad de creer en el futuro y en la humanidad.

    En la tradición católica, el Sábado de Gloria es uno de los días más importantes porque representa el paso de Jesucristo entre la muerte y la resurrección; conmemora la valentía de su madre, María, que da consuelo a los apóstoles y les recuerda su promesa de regresar de entre los muertos. Se trata de la fiesta más importante para la iglesia católica, pues es cuando Jesucristo vence a la muerte y resucita. El preludio del Domingo de Resurrección que cuenta su regreso a la vida luego de su martirio que acabó con la crucifixión. Y la resurrección es, precisamente, una de las bases principales de la fe cristiana.

    “Cada uno conoce las miserias de nuestro corazón, pero Dios puede construir una obra de arte, aun de los restos arruinados de nuestra humanidad. Dios prepara una nueva historia. Él nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación y de la muerte”, ha declarado el papa Francisco al referirse a este importante día de la Semana Santa.

    “Siempre es posible volver a empezar, porque existe una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos”, un mensaje poderoso que nos obliga a pensar en estos tiempos de ansiedades e incertidumbre, cuando la vida de millones de personas cambió repentinamente y hoy buscan esperanza, consuelo y tener fe.

    Así que, si bien es una fecha para estar con los seres queridos, disfrutarles y estar agradecidos, también lo es para llenarse de ilusión por el futuro; valorar sobre lo que hemos perdido, y tener la confianza necesaria para poder construir una nueva y mejor historia.