25/04/2024
10:20 PM

Tiempos difíciles

    A la pandemia que no solo cambió nuestras vidas, sino que afectó al comercio y mercados mundiales, se ha sumado ahora el impacto de la invasión rusa en Ucrania, un factor tan grave que ya disparó los costos de las materias primas y los combustibles con repercusiones en el alza de precios y el desabastecimiento. Pero lo peor viene en camino, advierten los economistas, que prevén que los resultados se sentirán con mayor fuerza dentro de unos meses.

    Así, cuando se pensaba que íbamos a recuperarnos de la inactividad por la cuarentena del covid-19, al reanudarse el trabajo en las fábricas e industrias, hubo que enfrentar la saturación de puertos, la llamada “crisis de contenedores” que no es más que la escasez de espacio disponible para transportar los productos. Con la creciente demanda y el aumento en los tiempos de recepción de las mercancías, llegaron los precios exorbitantes en los costos de transporte marítimo que nos han golpeado como consumidores, mientras se iba acelerando el abastecimiento de bienes de consumo y materia prima en todo el mundo.

    Ahora es el conflicto entre Ucrania y Rusia el que ha enfriado el optimismo de quienes pronosticaban planes de una pronta recuperación. La guerra prácticamente elevó los precios del petróleo —los rusos son el tercer mayor productor de petróleo del planeta—, de materias primas, metales y también alzas en materiales agrícolas que afectan a los productores hondureños, como lo explicaba un reportaje publicado por LA PRENSA esta semana.

    “En el mercado internacional, el precio de la tonelada de urea escaló de aproximadamente $131.13 a más de $875 en un año. En la plaza local, por un saco de 43 kilogramos, con 46% de nitrógeno, el productor debe pagar L1,100. En octubre del año pasado valía alrededor de L480”, detallaba el artículo que recoge la preocupación de ese sector.

    El mayor impacto ya se tiene en la factura petrolera que va a encarecerlo todo, desde los alimentos de la canasta básica hasta los servicios vitales como el transporte, un escenario que llama a tomar previsiones y prepararnos. El Gobierno, para empezar, debe concebir estrategias que amortigüen esos costos extras y no se castigue a las mayorías; tomar acciones que eviten la escasez, alejar la amenaza a la seguridad alimentaria y apoyar a la frágil economía hondureña.

    Y en casa también debemos proceder a recortar los gastos innecesarios y ver cómo ahorrar incluso en el presupuesto de pagos fijos que nos parecen inamovibles, pero no lo son. Tomemos conciencia de los tiempos difíciles que hoy nos desafían.