04/12/2025
12:49 PM

Saludando con sombrero ajeno

    El hecho de colocar una placa en la escuela de Santa Anita, Ocotepeque, por parte de autoridades gubernamentales, adjudicándose logro ajeno, ya que tal escuela pudo ser construida con fondos recibidos por admiradores nacionales e internacionales del japonés-hondureño Shin Fujiyama, que recorrió tres mil kilómetros desde Reynosa, México, hasta El Progreso, Honduras, soportando fatigas, temperaturas extremas, quebrantos de salud, sin por ello renunciar a su objetivo, merece gratitud y reconocimiento colectivos, los que nuestros compatriotas masivamente le han merecidamente expresado, bien personalmente, bien utilizando los medios masivos de comunicación y redes sociales.

    Solamente, funcionarios públicos, incapaces de admitir el estado calamitoso en que se encuentra la infraestructura escolar y colegial estatal y el retroceso del sistema educativo a partir de la pandemia del covid-19: descenso en las matrículas, insuficiente mobiliario y materiales pedagógicos, déficit en el número de plazas a cubrir por los docentes, -con criterio político en su adjudicación-, con incrementos salariales selectivos, son incapaces de reconocer el enorme esfuerzo, entusiasmo y logros obtenidos por este joven, que de manera fortuita llegó a nuestro país, haciendo de él su segunda patria y amándolo más que ciertos compatriotas, indiferentes ante el bien colectivo, mezquinos y dogmáticos.

    Su altruismo le ha permitido, previo a este periplo en el que recorrió cuatro naciones, crear una fundación y recibir aportaciones voluntarias que hicieron posible la edificación de centros escolares en distintos puntos de nuestra geografía. La tenencia del poder puede generar sentimientos de arrogancia y soberbia por parte de quienes lo ejercen, olvidándose de que tarde o temprano retornarán a la llanura de la cual emergieron.

    Lo declarado por el titular de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), Nelson Castellanos, afirmando que “ha querido invisibilizar la inversión municipal o la inversión del Gobierno”, resulta inadmisible por falsa y ha merecido -justificadamente- críticas masivas por parte de quienes sí poseen suficientes dosis de agradecimiento por el esfuerzo ajeno y hacen suyo el lema de “honrar honra”.

    Bien haría dicho funcionario en promover, como parte de sus funciones, la apertura de consejos de desarrollo y emergencia municipal, comisiones de transparencia municipal, con el fin de que prevalezca la transparencia presupuestaria en la gestión pública local, con la debida rendición de cuentas, aparte de la elaboración de diagnósticos del estado real en que se hallan.