La puerta se ha abierto y ha quedado abierta para hoy, aunque los portones siguen tomados y el acceso en edificos, obstaculizado con pupitres. Como se esperaba, el estira y afloja que en la jornada del domingo quedó en decires, a veces hasta subidos de tono, abrió espacios que deberán seguir durante todo el proceso para lograr el entendimiento en un ambiente de tolerancia en el que se de cabida a soluciones en beneficio de la educación superior, motor del progreso y del desarrollo del país.
El tema del retiro de los requerimientos fiscales ha entrado en el proceso de conocimiento y comprensión en el campo jurídico a fin de dar respuesta conforme a derecho, para lo que se programó una reunión con profesionales y elaborar los procedimientos destinados a dar respuesta eficaz a los procesos judiciales. Hay cabida en el Código a propuestas que pueden eliminar este primer obstáculo y presentado, por ahora, como prioridad.
El diálogo, en sus dos vertientes, como dimensión de su auténtica naturaleza, el hablar y el escuchar, ya ha dado su fruto: integración de una mesa mediadora con personalidades nominadas por las autoridades universitarias y los estudiantes, cuya primera intervención ha sido programada para el próximo jueves. No es con la agilidad y rapidez para reanudar las clases, pero, por lo menos, que se logre con ella no solo el acercamiento de las partes, sino las bases firmes para el desarrollo de la labor educativa con normalidad y la sostenibilidad de las soluciones para evitar interrupciones en la universidad.
Por ello habrá que limar asperezas y eliminar polarizaciones, puesto que el éxito de la Unah y el beneficio para la sociedad que es la que la financia, se halla en la actualización permanente en el proceso enseñanza-aprendizaje con participación responsable de todos los sectores de la comunidad universitaria sin ignorar los riesgos de injerencia externa y luchas internas no pocas veces asociadas con la violencia.
La Unah necesita soluciones desde y a través del diálogo que llegará a desembocar en negociación, quizás rechazada, por lo que habrá que ser sustituido el concepto por el de entendimiento, de manera que al bien superior vayan cooperando esos bienes inferiores o parciales y, al final, el consenso, un sentir unánime, sin aniquilar las diferencias, mantenga las puertas abiertas al diálogo y logre la entrada libre para todos por los portones y que a las escaleras de los edificios regrese la algarabía de los jóvenes hacia las aulas o en la salida de sus clases.