Las previsiones sobre la más favorable temporada anual para los mercados no se muestran muy halagadoras, pues pese a la mayor capacidad adquisitiva y al habitual mayor gasto porque hay entrada doble, pesa mucho la pérdida de empleos. Las secuelas de la pandemia siguen drenando la economía de miles de familias que además sufren la pérdida de empleo lo que impactará en el comercio en diciembre con disminución de circulante por el cierre de empresas, despidos y carencia del marco jurídico apropiado para insertar a quienes quedaron en la calle por la cancelación de la ley del empleo por hora.
Es lo que es. Las estadísticas oficiales no presentan este grave problema social y ni siquiera el Instituto Hondureño de Seguridad que debiera proporcionar el movimiento de nuevos derechohabientes y el retiro de afiliados es fuente de información fidedigna por lo que como manto encubridor todo “está bien” y para funcionarios optimistas y políticos “todo va para mejor”.
La pequeña y mediana empresa, así como los emprendedores ya han expresado su preocupación por lo que se avecina en el próximo mes que por décadas ha sido considerado como esperanza de recuperación. Este año “el gozo quedará en un pozo”, pues serán muchos hondureños que no tendrán el extra y otros que lo recibieron en el despido, pero que ya lo gastaron en pago de compromisos.
La pandemia, fuera del campo de la salud, seguirá pesando y marcando la economía nacional por la “incertidumbre que vive el país y la falta de confianza que vive el inversionista hacen que las nuevas inversiones no se den, están en pausa o se postergan”, explica una fuente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).
La otra cara de la moneda a la que nos hemos referido es la escalada en los precios durante los últimos meses que se hace más visible en la temporada navideña. Y como bien consideran los economistas, la inflación es el más cruel e injusto de los impuestos, pues no se escapa nadie, claro que quienes disponen de recursos hablarán, pero nada más, pero la mayoría en nivel de supervivencia halla en la subida de precios un nudo más en la soga al cuello.
Esta es la realidad, evidencia innegable desde la perspectiva y visión de miles y miles de hogares sin ingreso estable con un día a día en que el nuevo amanecer sigue amarrado a la supervivencia. Más dramático para los jóvenes que toman el camino hacia el norte porque no hallan oportunidades en el mundo laboral. La emigración e inserción en otros países proporcionan remesas, pero se apoderan de la juventud y generan un gran vacío al privar al país de la generación venidera.
