Puede parecer desafortunado y ajeno al contexto de la viajadera de la semana; sin embargo, la prevención no debe estar ausente estos días o, como hará más de un conductor irresponsable, colocarla en el baúl del vehículo para acordarse de ella cuando sea tarde y la desgracia esté presente. Nada más apropiado que aquello de “aguafiestas”, aunque se dice a personas, nosotros lo referiremos a las condiciones del clima y a las probabilidades de lluvias, de acuerdo con las indicaciones del Comité Permanente de Contingencias (Copeco).
No será el momento de disertar sobre el cambio climático, sobre las irregularidades e intensidad de las lluvias, pero sí sobre la necesidadad de atender la indicaciones y observar todas las medidas de prevención que habrán de ser cada vez más rígidas, puesto que los fenómenos naturales golpean más frecuentemente y con mayor fuerza. Las lluvias de estas últimas semanas han hecho saltar las alarmas en todo el territorio nacional y ahora mismo se hallan con la notificación de estado crítico o alerta roja las poblaciones cercanas al río Ulúa, en los departamentos de Cortés, Yoro y Tela, en el Ramal del Tigre.
No es exagerado y mejor prevenir que lamentar. En estos últimos días, centenares de familias de Potrerillos han sido evacuadas a lugares seguros, pues las cercanías al cauce del Ulúa representa no solo pérdidas en viviendas y cultivos, sino un grave riesgo en la salud y vida de las personas, pues las filtraciones del río inundan las partes más bajas de la zona.
El valle de Sula, sus centros industriales, sus poblaciones y sus fértiles tierras están a merced cada año de las riadas provenientes de occidente, pues ya saturada la tierra, el agua de las lluvias, intensas y numerosas, llegan, sin que pueda ser ya aborbida y sin ningún amortiguamiento, a los cauces de río y quebradas que recorren el valle, al Ulúa y al Chamelecón para morir en el Caribe. El tema de las represas para generar energía, dotar de agua potable, abastecer sistema de riego y regular la llegada al valle quedó, como tantos otros proyectos, en los archivos de alguna oficina gubenamental.
Habrá lluvias que no impedirán disfrutar de estos días de descanso, pero la prevención nunca está de más y aquello de “no lamentarse...” es un asunto muy personal que se conseguirá sin abusos y con la precaución necesaria para protegerse uno, cuidar de la familia y ser digilente y solidario con quien necesite ayuda, de manera que la fiesta la tengamos en paz.