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Presión necesaria

  • 26 diciembre 2021 /

    Llegó o no ha venido” es la discusión, muy polémica, en estos días que califica suficientemente claro a quienes se hallan en contacto diario con pacientes y quienes, desde confortables y cómodos espacios, miran y resuelven con miopía pese a los hechos, cuyo trato cosmético se paga con un alto costo humano al día siguiente. “Todo coincide en que ómicron ya está en el país”, señala la profesional de la Epidemiología Elsa Palou, y los burócratas tendrán que admitir, por lo menos, que está a la puerta para entrar sin llamar.

    En Europa, las restricciones en la movilización de los ciudadanos y el cierre de lugares con aglomeración se han multiplicado, de manera que las celebraciones navideñas se reducirán al ambiente familiar y más en concreto a la burbuja, es decir, a personas cercanas y conocidas de manera que sin necesidad de otro trámite todos sepan que los participantes en la cena y posterior jolgorio hogareño están vacunados.

    Más dolorosa y polémica es la prohibición de fiestas masivas en calles y discotecas el próximo fin de semana con motivo de fin de año. Estas sí que son palabras mayores y ya veremos qué reacciones provocan. Lo más llamativo de esta nueva situación es la fuerte presión sobre los no vacunados, cuya situación laboral, las exigencias viajeras o el ingreso a ciertos lugares queda definitivamente condicionado a la inmunización.

    En nuestro país habría que ir considerando este requerimiento, pues resulta absurdo que personal de Salud y del Seguro Social se esfuercen para aplicar la primera dosis, la segunda y el refuerzo, y miles hacen caso omiso.

    Eludir la responsabilidad personal y echar la culpa a Salud o al IHSS es solo explicable en la desidia de muchos hondureños que casi hay que llevarles el bocado a la boca.

    Son múltiples las deficiencias del sistema, pero mayor es la simpleza de quienes esperan que otros les hagan la tarea, y en el caso de la pandemia la contribución de todos es necesaria de manera que, por las buenas o no tan buenas, habrá que multiplicar la presión sobre los no vacunados al tiempo que se crea conciencia y hay acercamiento hacia ellos que deberán dar el paso definitivo sin necesidad de que llamen a su puerta.

    Todos conocemos el principio motivador para lograr lo que nos proponemos y fortalecer la voluntad para alcanzar con perseverancia lo propuesto. En pocas palabras, “lo que vale, cuesta” y ¿qué vale más que la vida?