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No alzó vuelo

  • 30 enero 2020 /

    Pista libre, cielo despejado, pero la aeronave, dos décadas después, no alza vuelo y habrá que esperar otros veinte años o más y seguirá presentando la misma imagen si no se afina bien el nuevo contrato con base en la competitividad para atraer nuevas líneas aéreas. Los hechos están ahí y las fotografías que dicen más que mil palabras son documentos fidedignos del aeropuerto sampedrano.

    Las cifras también avalan el trabajo periodístico, no del agrado de la concesionaria, pero sí de las autoridades locales y pasajeros que se han multiplicado por dos, acercándose al millón los viajeros que han pasado este año por la terminal aérea, contribuyendo con la tasa de salida internacional a los beneficios de la empresa Interairports, que ha mejorado, ampliado y mantenido las instalaciones internas, lo cual es normal hasta en una casa de habitación para evitar su deterioro.

    El centro del reportaje periodístico, en varias entregas esta semana, se centra en que pese al significativo aumento de pasajeros el número de mangas es el mismo de hace casi tres lustros, lo cual unido al alto costo de los servicios ahuyenta a aerolíneas sumamente competitivas como las calificadas de “bajo costo”. Como dice el adagio popular: “No hay más tren que el que pita” y sobre ello habrá explicaciones, pero quedarán a nivel de comunicaciones respetables, aunque no se comparten.

    Como en otras muchas áreas, la apelación final va hacia los contratos con tales vacíos que hasta los más profanos en derechos, economía o finanzas quedan perplejos cuando se recurre a documentos firmados, como si no hubiese funcionarios o diputados profesionales para señalar los posibles perjuicios, de manera que no se venga después con las renegociaciones, no es este el caso de la concesionaria, aunque argumenta que no aparece la ampliación de instalaciones en los documentos firmados.

    Habrá que reconocer la certificación de calidad, monitoreada internacionalmente, lo cual es un hecho innegable, como también lo es el que, pese a la demanda y las promesas, la terminal sampedrana no sea un aeropuerto de 24 horas, sino de operaciones con horario limitado, lo cual disminuye el atractivo que tiene por la excelente ubicación con amplitud en la pista, con cielos despejados todo el año y con acercamiento sin obstáculos a través del valle de Sula. ¡Al final los contratos los convierten en legales, pero con los mayores beneficios para los contratados, concesión, con peso para los ciudadanos y daño a los recursos del Estado!