¡Días aquellos cuando bastaba la menor seña de Casa Presidencial y en la Empresa Nacional Portuaria (ENP) se movían los millones para apoyar el presupuesto o alguna iniciativa extra presupuestaria! Algo semejante sucedía en la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), donde el chorro y, en muchos casos, el abundante caudal solo esperaba el menor indicio para hacer el mandado.
Como recordarán algunos todo aquello, ahora que ambas empresas –calificadas como “joyas de la corona”–, se hallan desde hace años en números rojos a la espera de decisiones en organismos internacionales o al ingreso de recursos nacionales con agravamiento del déficit fiscal o, lo que es lo mismo, el resultado de gastar más de lo que se dispone.
En la empresa de telecomunicaciones el as bajo la manga que ya no es ni se halla escondido, es la ilusión de un socio estratégico que viene, pero que no llega, como sucedió recientemente con capital colombiano, y es que para recibir inversión hay que sanear la empresa y que el inversionista perciba con claridad la oportunidad de obtener ganancias, pues en el mundo de los negocios se apuesta a lo seguro, casi seguro o lo que se cree seguro con riesgo racional, manejable al correr.
“Entre las medidas implementadas está la reducción de personal, control del tráfico internacional, mejor explotación de clientes corporativos y venta de más capacidades de Internet. Esto nos hará ser una empresa más robusta para dar mejores servicios, calidad y precios”, explica Jesús Mejía, gerente de Hondutel.
Las pérdidas han disminuido, lo cual es esperanzador, pero los números rojos siguen marcando la gestión operativa y administrativa de la empresa.
La reducción en la planilla ha sido significativa, pero no lo suficiente, pues al escasear la inversión, disminuir el servicio y, por tanto los ingresos, hay aún personal supernumerario que en los gloriosos años absorbían las finanzas propias.
“La suspensión es casi un despido. Se tiene que hacer porque hay mucha gente atornillada. Muchos empleados no se van a ir voluntariamente, a menos que se les saque”, aclara el gerente al referirse a la separación temporal de unos 700 empleados.
No es agradable para centenares de hogares carecer de la fuente de ingreso, sustento de la familia; sin embargo, el camino a recorrer debe ser responsabilidad de todos, pues por lo general los ajustes golpean abajo mientras en el círculo gerencial de directores o de recursos humanos se mueven consejeros, asesores y otros personajes sin más credencial que la recomendación o la retribución por el “servicio prestado”.
¡Días aquellos cuándo había en Honduras “joyas de la corona”, convertidas hoy en arcón para atesorar deudas y pérdidas!