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Esperanzas y amaneceres

  • 09 marzo 2023 /

    Así dice la letra de una canción del grupo español Mocedades de mediados del siglo pasado: “Voy a poner un mercado entre tantos mercaderes para vender esperanzas y comprar amaneceres”. El mercado nunca nos ha faltado y los mercaderes, no nos referimos a quienes atienden a la clientela que busca alimentos, sino a aquellos que, como anzuelo y carnada nos venden esperanzas sin garantizar amaneceres. Seguimos en la oscuridad de la noche y en el horizonte todavía no oteamos los primeros rayos de un buen día. Hace unos días, diremos meses, nos vendieron la esperanza de librar al fértil valle de Sula de las arrasadoras inundaciones. Hablaron, dieron a entender que todo iba bien encaminado y a la velocidad que exigen las emergencias, fácilmente previsible por el fenómeno del cambio climático que ha aumentado la frecuencia y fortaleza de fenómenos naturales. La somnolencia ha caído y volvemos a lo mismo de décadas, estudios, conocimientos sobre el terreno, consulta a las comunidades y acercamiento a fuentes de financiamiento, porque las arcas propias no dan para mucho.

    En los últimos días el anuncio esperanzador se ha dedicado al aeropuerto internacional Ramón Villeda Morales, puerta de entrada y salida para más de un millón de pasajeros y que fue quedando pequeño y “viejo” por la carencia de mantenimiento y la incapacidad o falta de voluntad de quienes lo manejan. Tuvo que llegar la desgracia con las inundaciones para abrir ojos u obligar a abrirlos y dar una respuesta que favorezca a los usuarios del transporte aéreo y a la imagen del país.

    La “nueva terminal” como orgullosamente era calificada hace tres décadas ha experimentado el desgaste normal, incrementado por escasas labores de mantenimiento y poca visión del incremento de pasajeros, de manera que la llegada y salida era evidencia de Honduras con esperanzas, pero sin amaneceres. El plan presentado recientemente promete el mejoramiento de las instalaciones y ampliación, dos mangas más, para agilizar el abordaje y la llegada de los viajeros a Migración y posterior pase por Aduana. De momento el mejoramiento en las instalaciones es una meta a corto plazo, sin olvidar aquel otro gran amanecer de la nueva terminal aérea que debiera estar precedida por la construcción de las represas en las cuencas altas y media de los dos grandes ríos del valle. Reforzar los tres anillos de bordos no es suficiente y ni garantía para proteger las instalaciones tal como quedó en evidencia con las dos grandes tormentas pasadas. Defender poblaciones, salvar cultivos y proteger el aeropuerto es prioridad que debe ser considerada sobre intereses políticos partidistas.

    Las esperanzas brotan más que las malas hierbas. Nos faltan amaneceres para que la claridad del día ilumine la vida diaria de todos los hondureños.