“En quinta y no en primera velocidad”. El presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Mateo Yibrín, utilizó esa expresión automovilística para ilustrar la aspiración colectiva para que la actual administración del Estado, ya en su segundo año de gestión, dinamice su actuación en pro de la eficiencia, prontitud, transparencia en el desempeño de sus múltiples obligaciones atinentes al sector público.
Esta excitativa cobra mayor sentido de urgencia dado que este 2023 es de crisis económica mundial, con severas implicaciones sociales: recesión, alzas continuas en los precios de alimentos, combustibles, materiales de construcción, entre otros.
La presidenta Xiomara Castro de Zelaya, por decisión mayoritaria del electorado, se convirtió en la primera compatriota titular del Poder Ejecutivo, honor y responsabilidad que conlleva un compromiso histórico con sus connacionales. Obviamente, por sí sola no es capaz de sacar adelante a nuestro país, por lo que debe nombrar las personas idóneas, por su capacidad y ética, para asumir las distintas Secretarías de Estado.
Hasta ahora, la evaluación realizada representó un voto de confianza para sus subordinados, independientemente de los resultados específicos obtenidos por los ministros y no un examen objetivo de logros y metas alcanzadas o incumplidas. Si algunos están incumpliendo, removerlos para ser reemplazados por personas eficientes, responsables, honestas.
Coincidimos con Yibrín: “Necesitamos un Gobierno más ágil, que tome decisiones rápido, que ejecute rápido, que invierta en infraestructura, salud, educación, de una forma ágil y transparente. Toda la sociedad, toda Honduras, está esperando resultados...”.
Al concluir su cuatrienio presidencial, la presidenta Castro entregará el mando a su sucesor, bien con la satisfacción del deber cumplido, bien con la frustración de que se pudo haber concretado mucho mas. Así, retornará a su hogar pudiendo afirmar: misión cumplida o, por el contrario, tener que admitir que su administración se quedó a mitad del camino.
De modo que ella debe reflexionar respecto a lo hasta ahora actuado, en una autoevaluación crítica que le permita detectar entre lo proyectado y lo hasta ahora ejecutado.
Es de esperar que tras meditar serenamente podrá, a partir de ahora, convertirse en la timonel de la nave que nos debe conducir a puerto seguro, sorteando tormentas y océanos tempestuosos.