29/11/2023
07:45 PM

En educación no se puede improvisar

  • 09 febrero 2023 /

    Se ha vuelto “viral” el video en el que, durante audiencias públicas para seleccionar a docentes que aspiran a enseñar el idioma inglés en el sistema gubernamental nacional, un examinador, con pésimo manejo del idioma, interroga a una candidata que, a todas luces, no tiene las competencias mínimas para desempeñarse en el cargo por el que concursa.

    De más está decir que la decisión de la Secretaría de Educación de impulsar el proyecto de volver bilingüe los niveles prebásico y básico del sector público no solo es loable, sino que es una necesidad.

    Miles de padres de familia hacen grandes sacrificios para que sus hijos puedan asistir a centros educativos de administración particular, pero que ofrecen enseñanza del inglés desde los primeros años. Esos padres lo hacen porque hoy, para optar a muchos puestos de trabajo, se exige el manejo de esa segunda lengua tanto como unas destrezas tecnológicas básicas, sin lo cual resulta imposible desenvolverse en los ambientes laborales del siglo XXI. Claro está que esa enorme brecha de calidad que existe entre buena parte de la educación pública y privada hay que buscar cerrarla, y que una de las estrategias a utilizar es por medio de la incorporación del inglés a la enseñanza gubernamental, porque, además, si se hace una proyección al mundo laboral, duele decirlo, los bilingües llevarán ventaja sobre los monolingües.

    Dicho de otra manera, los puestos de trabajo serán para los que hablen y escriban el inglés. Pero, las cosas hay que hacerlas bien. Para poco va a servir un supuesto bilingüismo, que podría llegar ser un engaño y pura propaganda. Y no solo se trata de manejar bien un idioma sino contar con los métodos adecuados para enseñarlo. Sería mejor una implementación progresiva, con profesores bien capacitados y con un manejo aceptable del inglés, que engañar a padres y alumnos. Un proyecto de semejante envergadura, por su trascendencia y por sus alcances, debe ser desarrollado con toda seriedad y contar con un equipo capaz y diligente que lo dirija y lo implemente. Dejar de hacerlo es hipotecar el futuro de nuestra niñez y cerrarle puertas que el Estado está obligado a abrir. Una de las cosas que el ministro Sponda debería hacer es acercarse a alguna de las asociaciones de escuelas bilingües de Honduras. Estas asociaciones seguramente van a colaborar con él, van a compartir toda la riqueza de la experiencia de décadas y van a darle un mejor impulso a la solución de necesidad tan sentida.