27/04/2024
11:04 PM

El agua es vida

    La miopía, escasa conciencia y leve responsabilidad en el atentado directo contra el agua conducen hacia el agravamiento de la vida de las personas y contribuyen aceleradamente a la desertización de zonas donde el cultivo va desapareciendo y las zonas boscosas desaparecen con graves consecuencias para la existencia de todo ser viviente, no solo para las personas. En este asunto son tan grandes los bastardos intereses que se aplica, con excepciones ridículas, aquello “de dejar hacer, dejar pasar”, y así vamos agudizando más la deteriorada calidad de vida.

    Faltan voces con exigencia de reformas legales con el fin de hacer brillar más el interés por la vida y aplicar con dureza la pena a la irresponsabilidad manifiesta de quien atenta por medio de fuego, depredación de zonas boscosas, presión para aprovecharse de tierras generosas en agua y apertura de carreteras y camino para beneficiarse de la riqueza forestal. El atentado a la vida no debe ser calificado de falta como lo siguen haciendo los profesionales de las leyes, pues una cosa es la travesura de niño en el kínder y otra secar fuentes, ríos y arruinar los terrenos productivos.

    El siniestro reciente en La Tigra es un caso más, no el único, en esta época estival, en la que los riesgos de incendios en los bosques alcanzan niveles inimaginables con la gravedad, según fuentes oficiales, de que la mayoría de ellos son provocados o causados por negligencia. Al final solo la ceniza, los troncos quemados y la tierra arrasada. ¿Quién fue? Si las ramas pudieran hablar y si entendiésemos el lenguaje de los animales tendríamos la pista correcta para conocer y apresar a los autores.

    Necesitamos crear conciencia sobre la necesidad de cada gota de agua, del imprescindible caudal en ríos, quebradas y embalses. Sustituir los lamentos y quejas por la ausencia del líquido en las llaves y hacer uso racional y extremo cuidado para que nada se pierda. Las previsiones lo expresan claro, por ello si no hay acción contundente en las autoridades y conciencia en la población llegarán días, semanas y hasta meses de espera para recibir en casa el agua necesaria para consumo e higiene. A ello hay que sumar el campo, cuyo grito es la pérdida de cultivo y la imposibilidad de siembra mientras la tierra no tenga humedad.

    “Antes solamente teníamos la facultad para identificar una falta, pero ahora con las reformas a la ley ya tenemos la facultad para sancionar”, expresó el director del ICF. Acabar con la vida de árboles requiere décadas para recuperar el área asolada, ya que donde imperó la deforestación apenas crecen zarzas y malas hierbas, señalamos recientemente, por lo que la urgencia es hallar el delito y responder como corresponde al atentado contra el agua, que es vida.