29/09/2023
06:26 AM

Educación vial

    Si hace unos días una fuente oficial identificaba la causa de tantas tragedias viales, no ha faltado quien ha puesto un complemento concreto a ella y, de inmediato, ha propuesto que a los estudiantes de último año de educación media se asignen los contenidos de educación vial. Bueno, como iniciativa que será contabilizada al diputado, no está mal y como dicen en el pueblo “menos da una piedra”, pero cómo disminuiremos hoy las muchas tragedias por accidente viales.

    Esperar que dé fruto la enseñanza en las aulas y continuar con la desidia para disminuir y si se pudiese eliminar la muerte y las lesiones en carretera, es una gran utopía alejada de la realidad, de manera que se halla ausente de todo realismo, no por lo que pueden y deben aprender y practicar los jóvenes, sino por los abusos de los adultos a los cuales no se les trata como gran peligro para la vida.

    La cuestión de cultura empieza por casa y dada la inmensidad del vacío evidenciado en el comportamiento serán necesarias varias generaciones para mostrar una imagen nueva de país y de cada uno de los ciudadanos. Y mientras tanto ¿qué? Recientemente recordamos el dicho popular “por las buenas o por las malas” que en nuestro caso las primeras se hallan todavía a años luz y las segundas “a la carta” según el cliente.

    Por ello, creemos en la necesidad de incorporar en la malla curricular aquellos principios fundamentales de la ética, hoy en las nubes, que enfoquen las acciones y compromisos en la sociedad donde no haya espejos cóncavos o convexos para distorsionar la realidad, sino planos para reflejar nítidamente los hechos y así generar alianzas que puedan solucionar los graves problemas de nuestra sociedad.

    Si seguimos con políticas partidistas presentadas como metas mesiánicas, la coherencia fundacional será cada vez más débil o ausente como lo vemos diariamente, la ruta creativa cada vez más difícil y lejana para el mejoramiento de la vida de todos los ciudadanos y un desempeño ágil, eficiente y oportuno de las instituciones públicas.

    Algo hay que hacer porque hasta el diario vivir sostenible se muestra cada vez más reacio en lo fundamental, el derecho a la vida, a la alimentación, a la educación y a la salud, desafíos que todavía exigen voluntad y acción lejos de todo espejismo. Educación vial al término del ciclo medio es una gota en el gran océano que, desgraciadamente, está destinada a perecer, pues quien llega trae su “vademécum”, remedio de todos los males.

    El saber no ocupa lugar, pero necesita dar el paso a la realidad para que no quede en dialéctica y demagogia como tantas veces.