Sobre el sistema educativo recaen grandes inquietudes, pues no solo es novedad la masiva incorporación a la tecnología, sino la aceptación y aprovechamiento del cambio de herramientas de trabajo que conllevan otros muchos factores, como la tan llevada y traída digitalización de las labores de enseñanza-aprendizaje.
La distancia marca separación, y la primera de ella, aunque la apariencia sea de cercanía, es la desaparición del aula, no espacio físico, sino relación maestros-alumnos, y entre estos creando unos sentimientos, fundados en valores, que quedarán en el correr de los años. La educación en línea es saludada con optimismo y temor, pues eludiendo múltiples problemas no faltan quienes proclaman que “ha llegado para quedarse”.
La Universidad Nacional Autónoma de Honduras prepara el segundo período académico con sistema virtual, dada la experiencia del primero. Con la apertura de 831 secciones buscan dar respuesta a la demanda, para la que la Unah dispondrá solamente de personal permanente, ya que es un período.
Habrá maestros y alumnos a quienes les agradará enseñar y aprender regularmente desde casa, pero la adaptación será difícil, no solo por el ambiente familiar, los buenos recursos digitales, sino por el sistema pedagógico en ciernes, en el que el botón de encendido sustituye el saludo del profesor. Pero si por internet el comercio no tiene fronteras, las oficinas se van concentrando en las viviendas por el teletrabajo y hasta por problemas de salud se acude a la teleasistencia, ¿por qué recortar la ruta de la tecnología? Es la pregunta que inquieta.
El escritor, filósofo y maestro universitario italiano Umberto Eco sintetizaba la necesidad del maestro para analizar y valorar el inmenso caudal que proporcionan los medios tradicionales y las redes digitales, para distinguir los efectos de las causas y buscar hasta hallar estas últimas; pero, sobre todo, hace énfasis en el profesor, referente personal y moral de sus alumnos. Que ni la modernidad ni la nueva normalidad distancien a maestros y alumnos, conviertan la educación en una nube donde todo cabe, en una apariencia de cercanía sin más valor que el movimiento de un dedo sobre una tecla.
El aula es un gran espacio de convivencia enriquecedor para quienes se van abriendo a la vida, no lo cerremos.