Las extremas y graves circunstancias obligan dejar a un lado celebraciones que, en ocasiones, llegaron a tener lujos palaciegos, para alojar la fecha en una conmemoración, recuerdo colectivo, de aquel 25 de mayo, cuya recta ha enfilado la última década para resaltar los dos siglos de la impresión del primer periódico en nuestro país. No por la coyuntura vamos a olvidar tan memorable fecha en reconocimiento a los que sostienen el mayor de los desafíos en el campo de la comunicación.
La crisis sanitaria, con innumerables y desconocidos retos también en el mundo de la economía, ha abierto una gran crisis existencial en numerosas empresas periodísticas, cuyos inversores, ejecutivos y colaboradores multiplican las iniciativas y perfilan rutas de supervivencia en confiada espera de cambio y de emprendimiento de la anunciada nueva normalidad, hacia la que se ha enfocado ya la labor informativa.
Las extremas y graves circunstancias obligan dejar a un lado celebraciones que, en ocasiones, llegaron a tener lujos palaciegos, para alojar la fecha en una conmemoración, recuerdo colectivo, de aquel 25 de mayo, cuya recta ha enfilado la última década para resaltar los dos siglos de la impresión del primer periódico en nuestro país. No por la coyuntura vamos a olvidar tan memorable fecha en reconocimiento a los que sostienen el mayor de los desafíos en el campo de la comunicación.
La crisis sanitaria, con innumerables y desconocidos retos también en el mundo de la economía, ha abierto una gran crisis existencial en numerosas empresas periodísticas, cuyos inversores, ejecutivos y colaboradores multiplican las iniciativas y perfilan rutas de supervivencia en confiada espera de cambio y de emprendimiento de la anunciada nueva normalidad, hacia la que se ha enfocado ya la labor informativa.
En esa necesaria búsqueda de supervivencia, los medios de comunicación van hallando cabida, pues cada obstáculo es oportunidad, cada problema es fuente de creatividad, que, aunque coloquen a la empresa en la línea de la existencia, hay fuerza, inteligencia y creatividad para superar los obstáculos, a la espera de tiempos en los que habrá ocasión, nuevamente, de celebrar, medios y periodistas, los nuevos caminos, las ansiadas metas, los beneficios, alicientes en las diarias tareas, y el reconocimiento por la vivencias conjuntas del día a día de la historia de los hondureños.
Hoy, más que nunca, se necesita ánimo, coraje, “forza”, dicen los italianos, para sostenerse en estos tiempos difíciles para todos. Las empresas periodísticas, cuya base de sostenimiento es la publicidad, ven el diario deterioro de sus ingresos, consecuencia lógica de una economía a la baja, un ambiente comercial al mínimo y una capacidad adquisitiva de las familias e individuos en el nivel de subsistencia, con gran incertidumbre y desconfianza en el futuro.
Ante la agravada crisis social se necesitan medios de comunicación que proporcionen información rigurosa y orientación que aleje el derrotismo. Desde la experiencia y las dramáticas realidades de hoy, los hondureños debemos consolidar nuestra convivencia en paz, libertad y prosperidad, en lo que tienen una inmensa responsabilidad los medios de comunicación y los profesionales del periodismo.
¡ánimo! Hoy no celebramos, pero conmemoramos la fecha histórica, cercana ya a los doscientos años, de aquel primer periódico en la vida nacional.
