El descontento en la comunidad de hondureños en Estados Unidos es evidente y vergonzoso para el país. No lograron votar en las pasadas elecciones primarias y todo indica que tampoco podrán ejercer su derecho al sufragio en los comicios generales del 28 de noviembre. Y nadie parece oír sus preocupaciones.
Se trata de un hecho “discriminatorio y antidemocrático”, ha vuelto a señalar la Fundación 15 de Septiembre que, según reporta la agencia EFE, ha pedido al Gobierno estadounidense que “sancione a los responsables de dejar a los hondureños residentes en el exterior sin ninguna posibilidad de ejercer el sufragio en las elecciones de este año”. Están molestos con las autoridades del Registro Nacional de las Personas (RNP) que apenas dedicaron cinco días en junio a algunos estados, para el trámite del enrolamiento que precede a la entrega del nuevo Documento Nacional de Identidad, el DNI.
Los medios de comunicación no le han dado el suficiente seguimiento a la situación de esta comunidad que reclama se les otorgue la nueva identificación, no solo para votar el 28 de noviembre, sino como un documento que les respalda al estar lejos del país.
Pero ese proceso en el extranjero es uno de los atrasos que ha tenido el RNP con la entrega del DNI. Hace unos días reinició la distribución en algunos municipios, con la esperanza que se normalice el proceso para que los ciudadanos que faltan —unos 1.7 millones— puedan reclamarlo. Han debido extender hasta el 15 de octubre la vigencia de la actual identidad.
“Nunca ha habido un enrolamiento, pero hoy no tenemos nada, ya que el padrón electoral está prácticamente en cero, estamos en cero, no sé qué va a hacer el Registro o el Consejo Nacional Electoral”, declaró el conocido activista hondureño Juan Flores cuya tenacidad se ha estrellado contra el muro de la negligencia e indiferencia de la burocracia. Como bien lo ha declarado, este es un retroceso para la democracia. No habrá voto en el exterior, pese a las millonarias inversiones destinadas a modernizar, primero, la identificación y en la organización de estas elecciones. Al final se está marginando a la comunidad migrante.
La paradoja es que esta enésima denuncia vuelve a hacerse al mismo tiempo que el Banco Central ha publicado que espera recibir, al cierre de 2021, unos 8,685 millones de dólares y el próximo año 9,047 millones de dólares por concepto de las remesas que envían los hondureños que viven en el exterior, principalmente de quienes residen en Estados Unidos, más del millón de compatriotas. Aquí bien cabe la frase de que “agrado quiere agrado...”.