29/03/2024
08:13 AM

Crear, no destruir

    La suerte está echada” es la expresión clásica para señalar la posición y acción ante decisiones con graves y grandes consecuencias que condicionarán y marcarán el futuro inmediato. Los diputados derogaron la Ley de Empleo por Hora, que en ámbito oficial y sus allegados fue presentada como herramienta en perjuicio de los trabajadores. En votación se hizo “tábula rasa” y la consecuencia claramente expresada en el mundo laboral es el portazo a la creación de empleo y el riesgo real de disminución de puestos de trabajo, aunque algún personaje de la cúpula pontifique que “no se perderá ningún empleo”.

    De momento se destruye sin disponibilidad conocida de alternativa para corregir errores y mejorar, pese a la precariedad del empleo, desempleo o subempleo, que en cifras oficiales se acerca a los tres millones de hondureños. Casi nada y con la inmensa gravedad de que el muro se alza frente a las generaciones jóvenes, con esperanza o más bien sueño de poder iniciar su vida laboral. Y si a ellos sumamos aquella población con edad calificada de “alta” para contratar, tenemos la gran marea humana, empujada por la demagogia y su intolerancia.

    La expresión “unas horitas” de trabajo pasará a la historia de aquellos días en que el gran problema de la escasez de oportunidades de empleo no estaba reñido con el trabajo por hora, algunas o pocas, pero todas ellas para ayudar en los gastos familiares e individuales y, en ocasiones, abrir la puerta hacia la contratación estable con horario completo. Muchos de los que tienen asegurado un alto ingreso familiar y garantizada su acreditación mensual disimulan su carencia de sensibilidad con discurso demagógico.

    Las horas y los días nos irán dando muestras de la situación real en el mundo laboral, en sectores plenamente identificados, como el turismo, a ritmo de temporadas, los “call center”, imanes para miles de jóvenes, muchos de ellos aprovechando también las horas de estudio en las universidades. Algunas de estas empresas, con gran auge en los últimos años, ya han colocado el cartel “no hay vacantes”. Y no solo es que no haya, sino que peligran las que hay.

    “Le pedimos al Congreso que genere y cree, no solo se encargue de derogar”, es la justa exigencia del sector privado, fuente de recursos del Estado, pues la burocracia, el nepotismo, el clientelismo político y el favoritismo partidario aprovechan y derrochan, con el mayor de los descaros, los recursos del sector productivo, que debe contribuir al bien común; pero en condiciones favorables para el bienestar y el mejoramiento en la calidad de vida de los hondureños, hoy por hoy cifrada en el empleo, en el emprendimiento y en la inversión.