25/04/2024
01:24 AM

Conmemorar

    Como en otras jornadas anuales cívicas o históricas señaladas en el calendario, la conmemoración, memoria compartida, cuadra más apropiadamente que celebración, pues no hay mucho de qué alegrarse y sí de reflexión colectiva para lograr objetivos y metas de las propuestas originales en el Día Internacional de la Mujer hace ya más de un siglo.

    Las voces con motivo de la jornada internacional señalan clara diferencias que van desde la demanda de visibilizar a la mujer en la historia mundial y de cada país a los gritos por la supervivencia en un clima de violencia desbocada contra ellas. Esto último, sin desdeñar todo lo que signifique participación en el quehacer diario de la vida nacional, oportunidades de acuerdo con la capacidad con equitativo salario, no menor como señalan organizaciones internacionales que los hombres cuando desempeñan funciones similares.

    La Organización Internacional del Trabajo señala que las secuelas de la emergencia sanitaria durante la pandemia dañaron directamente al ámbito laboral de la mujer, particularmente con el aislamiento social que afectó negocios y actividades con intensa mano de obra femenina. Aunque ya ha iniciado la recuperación, el paso es lento y las puertas se abren para nuevo personal. El grito cotidiano de desesperación de las mujeres en Honduras es por la vida. Seguir acumulando números y comparando estadísticas es deshumanizante con el complemento de la impunidad en la mayoría de los casos, sobre todo cuando las pruebas apuntan hacia el ejercicio del poder o la fortaleza económica. La violencia contra las mujeres es la más clara evidencia del fracaso de los operadores de justicia, por mucho énfasis que en el estado de excepción presenten capturas.

    “El abordaje de esta realidad es urgente y hay que definir una estrategia integral”, señalan en uno de los foros celebrados en Tegucigalpa con participación de delegados de las Naciones Unidas y de la Unión Europea. ¡Casi nada! Pero es tal la violencia diaria que exige volver la mirada y atender la sabiduría popular. “A grandes males, grandes remedios”, de manera que la justicia sea implacable, inmediata e impecable, pues de lo contrario seguirán en las calles quienes mandan a inocentes al cementerio.

    No es exageración, sensacionalismo o amarillismo, pero no hay día en que la muerte de mujeres, asesinadas con saña, no ocupen espacio en los medios. Y sin llegar a la muerte, los ataques cobardes de machistas reciben respuesta benevolente de alejamiento cuyo incumplimiento no se califica de desobediencia al tribunal con consecuencia agravante.

    No hay para celebrar el Día Internacional de la Mujer, sí conmemorar, recordar colectivamente para seguir con quienes valoran los esfuerzos, las iniciativas y la creatividad de la mujer en la familia, en el trabajo y en la sociedad.